Discreto papel de Alberto Moncayo en tierras galas
El piloto gaditano acabó alejado de la cabeza de la tabla en una carrera dominada por Pol Espargaró
BILBAO. Actualizado: GuardarDiscreta fue la actuación en la jornada de ayer del gaditano Alberto Moncayo, que logró cruzar la línea de meta en decimo séptima posición y a 46.979 de Pol Espargaró, principal triunfador en Le Mans.
Sea como fuere, Moncayo, que debuta este año en el octavo de litro, se asoma a los puestos de prestigio de la competición. No en vano, su undécima plaza y sus 13 puntos no son casuales, pues el de la Tacita de Plata sigue mostrando su adaptación a la categoría.
Por otra parte, Pol Espargaró volvió a sonreír en el cajón más alto del podio. Se lo ganó a pulso. El catalán le ha cogido el gusto y a ver quién le para. La variante Bugatti de Le Mans sirvió para ratificar lo que se había visto a lo largo de todo el fin de semana. El de Gramanet y Nico Terol eran los más rápidos y la carrera tuvo un guión diferente a los vividos hasta el momento.
Nada más apagarse el semáforo en rojo quedó claro que la prueba iba a tener dos focos de atención. El valenciano salió como un tiro y el piloto de Derbi no tardó en reaccionar. Se fueron sin que nadie pudiera seguirles. Por detrás, Rabat, Smith, Márquez y Efrén protagonizaron la lucha por la tercera plaza. No podían con el dúo de cabeza. En dos vueltas ya les habían endosado más de dos segundos y tenían un ritmo endiablado.
Así fueron pasando las vueltas. Tanto delante como por detrás los pilotos se estudiaron. Prepararon sus tácticas de cara a los giros definitivos. Ninguno molestaba al otro, salvo en el grupo perseguidor donde Efrén, en una gran remontada, se colocó cuarto después de los numerosos problemas que había tenido a lo largo del fin de semana.
Intenso mano a mano
Pero a medida que los kilómetros para llegar a meta se reducían comenzó el baile. Por detrás y por delante. Pol Espargaró y Nico Terol protagonizaron un mano a mano que se resolvió a dos giros para el final tras colarse el piloto de Aspar en la chicane, momento que aprovechó su rival para pasarle y abrir gas de tal forma que se aseguró la victoria. La lucha por la tercera plaza tuvo una resolución más incierta. Smith y Márquez llegaron a tocarse, pero el catalán aguantó y se llevó el último cajón del podio.