
El sector industrial está en la UCI
La incertidumbre que vive el sector aeronáutico, la falta de carga de trabajo en astilleros y el fracaso en la gestión del cierre de Delphi ponen en riesgo el futuro industrial gaditano
Actualizado: GuardarEl próximo 4 de julio se cumplen tres años del acuerdo firmado en Sevilla para apuntalar el desastre laboral que desencadenó en la Bahía el cierre de Delphi. La Junta sellaba con los trabajadores de la factoría un ambicioso plan de formación, recolocación y prejubilaciones a partir de los 52 años que incluía, entre otras cosas, el desembolso de ayudas públicas para captar empresas que vinieran a Cádiz a cubrir el hueco que dejaba la firma de automoción. Este protocolo marcaba un antes y un después en la provincia. El Gobierno central, la Junta de Andalucía y los agentes sociales unían sus fuerzas para construir el nuevo futuro de la Bahía. Tres años después, el tejido industrial gaditano está lleno de costurones y la radiografía revela la gravedad de la situación. El sector industrial, uno de los pilares sobre los que se cimienta la economía provincial, presenta ahora un cáncer en sus órganos vitales.
Los primeros en dar la voz de alarma han sido los responsables del sector naval. Los astilleros gaditanos han pasado de estar desbordados de trabajo a pedir la mediación del Gobierno para lograr nuevos encargos del extranjero. La desaparición de Izar en 2004 tras la última reconversión naval dio pie a la creación de Navantia. La construcción de quince barcos y una docena de lanchas de desembarco para la Armada han permitido cinco años de respiro a las plantas gaditanas, con picos de trabajo de hasta 8.000 efectivos, incluida la industria auxiliar. Sin embargo, Navantia lleva desde 2006 sin recibir un nuevo pedido y las necesidades de carga aprietan. La tarea contratada acaba a finales de 2011. El propio presidente de la compañía, Aurelio Martínez, reconocía -el pasado martes en Puerto Real- que la situación de los astilleros «es grave, complicada y con poco margen de maniobra». No le falta razón. El trámite administrativo para la construcción de un barco no baja de los doce meses. Navantia ha presentado su catálogo en veinte países y confía en aprobar alguno de los concursos públicos a los que opta. Pero la llave al entuerto laboral la tiene el Ministerio de Defensa español, a través de su programa de ampliación y renovación de la flota de la Armada. Pero, no hay expectativas de que el Gobierno autorice ahora la construcción de los cuatro barcos de acción marítima (BAM) que anunció en 2008. La ministra Carme Chacón se ha comprometido a impulsar, con Navantia, acciones comerciales en el extranjero, pero los recortes presupuestarios dejan en el dique seco cualquier inversión naval.
Pérdida de empleos navales
El sector industrial cuenta en la provincia con 13.915 desempleados, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del pasado abril. Los representantes sindicales de la industria naval han destacado que desde el pasado enero, el sector ha perdido 1.200 puestos. Hay una explicación lógica. Los barcos que se fabrican en los astilleros gaditanos cumplen sus etapas de producción y hay secciones, como la de corte de chapa, que ya no tiene actividad por falta de nuevas entradas.
El propio presidente de la Cámara de Comercio de Cádiz, Ángel Juan Pascual, reconoce que «existe gran inquietud empresarial ante el futuro económico tan incierto que se cierne sobre la provincia». Por su parte, el presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC), Miguel González Saucedo, lamenta que la Bahía haya perdido peso industrial en los últimos años. En su opinión, se partía de una situación difícil con 100.000 parados, «pero se ha ido a peor hasta los 168.265 desempleados».
El terremoto de Delphi provocó una reacción política sin precedentes. Las administraciones públicas echaron el resto para reflotar a la provincia y evitar que su tejido industrial desapareciera. La Bahía ha confiado en exceso en unas expectativas que, finalmente, no se han cumplido. La Junta y el Estado han desembolsado, desde 2007, unos 307 millones de euros, correspondientes al plan de Reindutrialización, orquestado por el Gobierno central con 190 millones de euros; y al plan de Incentivos a la Innovación, amparado por la Junta con 116 millones de euros. El objetivo no era otro que buscar una salida a los 1.889 trabajadores que había dejado Delphi en la estacada.
Uno de los planes más ambiciosos fue el de la Junta, que anunció ayudas especiales para las empresas que vinieran a la Bahía para amortiguar así el cierre de Delphi. Una de las condiciones para acceder a ellas era la contratación de este contingente. Las consejerías de Innovación y Empleo peinaron el territorio nacional e hicieron incursiones en el extranjero para captar inversores. Anunciaron una docena de empresas con interés por la Bahía. Comenzaba de esta forma el sueño de la reindustrialización, pero el futuro cambiaba de actores y se orientaba en favor de las energías renovables y la aeronáutica. La Junta anunciaba la llegada de una docena de empresas vinculadas a las nuevas tecnologías. Mientras tanto, un millar de trabajadores de Delphi asistía a cursos de formación.
Sin embargo, sólo cinco empresas han confirmado su presencia en Cádiz y la mano de obra que han contratado no ha sido tan grande como la esperada. Así, Gadir Solar tiene una plantilla de 102 personas para hacer placas solares en Puerto Real, Sadiel mantiene a 180 trabajadores en El Puerto para la elaboración de software, Terrasun sigue con su proyecto fotovoltaico en el parque Tecnobahía de El Puerto y una mano de obra de 26 empleos, Componentes Nanotecnológicos Industriales (CNI) se prepara para alumbrar su planta en Puerto Real y fabricar calefactores con un contingente de 100 personas y el mes que viene abrirá Alestis en El Trocadero.
Según los datos aportados por la propia Consejería de Trabajo, estas empresas han creado casi 600 empleos, de los que 350 corresponden a Alestis. La Junta ha desembolsado desde que cerró Delphi, al margen de las ayudas a las empresas, 120 millones de euros para garantizar los salarios y las cotizaciones de sus 1.889 ex trabajadores.
El gerente del Colegio de Economistas de Cádiz, Javier Fernández, avanza que los planes industriales anunciados hace tres años por la Junta estaban encaminados a la captación de empresas de alta tecnología que no necesitaban tanta mano de obra. El problema que sobreviene ahora, según Fernández, es que se ha construido un tejido industrial en Cádiz vinculado, sobre todo, a la energía renovable y la aeronáutica, «pero a golpe de subvenciones públicas». Sin embargo, este fenómeno desaparece a partir de ahora con los recortes. En su opinión, la situación se agrava porque sólo se puede contar con la iniciativa privada y «a estas alturas, tanto los emprendedores como los empresarios con experiencia, han topado con los bancos, que siguen sin dar créditos».
La aeronáutica no despega
El sector aeronáutico se había configurado como la gran esperanza blanca para el desarrollo industrial de la Bahía, pero el negocio no acaba de cuajar y el consorcio europeo EADS-Airbus ultima un plan para su planta de El Puerto. En enero del año pasado nació Alestis Aerospace, la joya de la corona de la Agencia IDEA de la Junta. Su gestación fue difícil. Finalmente, el Gobierno regional tuvo que impulsar la puesta en marcha del mayor proveedor aeronáutico de Andalucía participando en su consejo de administración con el 19,9%. Las dificultades económicas que atravesaban algunas firmas interesadas en entrar en el accionariado retrasaban su estreno. Alestis cuenta con la participación del Grupo Alcor y el respaldo de Cajasol, Unicaja y el Banco Europeo de Finanzas.
Su implantación en la Bahía -el mes que viene abre su planta en El Trocadero- ha situado a la provincia como uno de los polos de atracción más importantes de la industria aeronáutica.
Sin embargo, el sector no termina de despegar. Alestis nació en enero del año pasado como válvula de escape para recolocar a los ex de Delphi y se hizo con dos importantes contratos para abastecer el último proyecto de Airbus. Se trata de la construcción del cono de cola y de la panza ('belly fairing') del nuevo avión A350. Alestis debe entregar el año que viene las primeras piezas, pero la planta gaditana aún no funciona. Los plazos, por tanto, están muy ajustados, ya que Airbus quiere que su avión vuele en 2013.
Los nubarrones persiguen al sector. La última tormenta descarga sobre la planta portuense de EADS, que pertenece a la división de Airbus Military. El consorcio aeronáutico ha reconocido que la factoría gaditana no entra en su planes de futuro y busca una solución para colocar en otras manos su producción. La intención es que la planta de El Puerto se quede como proveedor oficial de Airbus. La factoría cuenta con 290 trabajadores y los planes de la compañía han despertado la inquietud y la incertidumbre entre la plantilla. Los trabajadores se han echado a la calle y piden seguir bajo el paraguas de Airbus.
Por una vez, sindicatos y patronal están de acuerdo en algo: «La situación es muy grave». El secretario provincial de UGT, Pedro Custodio, reconoce que lo peor está aún por llegar y será a la vuelta del verano cuando el sector servicios acabe la temporada y sus parados se junten con los de la industria.