La realidad
Actualizado: GuardarNo vamos a tener más remedio que afrontarla. Los políticos de todos los signos se muestran por primera vez partidarios: hay que aceptar la realidad. No han sabido cocinarla y nos la han servido durísima, pero hay que hincarle el diente, con el riesgo de quedarnos mellados. Sin duda confían en que el pueblo español tiene un magnífico estómago. Se traga alimentos recalentados con la misma facilidad que los muy poco hechos, sólo vuelta y vuelta. Quizá por eso se le sigan dando vueltas a la Historia, pero las circunstancias actuales exigen escribir nuevos capítulos.
Hay un clamor autonómico contra el recorte de inversiones, ya que creemos que un Estado austero puede ser sustituido por diecisiete estaditos dispendiosos. También alzan su voz y amenazan con su voto algunos funcionarios. Los únicos que no han protestado todavía son los recién nacidos, por haberles quitado el cheque bebé. Era de 2.500 euros, que no sólo son 2.500 euros, pero que cada vez aumentarán de valor, a medida que haya menos. ¿Cómo van a estar contentos los mileuristas? Y no digamos nada de los carteros, que también son funcionarios, y han recibido la mala nueva. A todos nos afecta la pétrea realidad y podemos pasar del cabreo sordo al cabreo sonoro.
El secretario de Estado de Economía justificó las terribles medidas por la situación «dramática» que vive España, pero las calificó de excepcionales. ¿Cuántos actos tendrá el drama? Julián Marías, que nos enseñó con su comportamiento tanto como con su obra, decía que «no hay nada tan respetable como la realidad». Su maestro Ortega y Gasset decía que hay tantas realidades como puntos de vista. No le quitemos ojo a la que tenemos encima. Ha llegado de improviso, pero quizá tengamos parte de culpa: a la realidad le hemos dado la espalda durante mucho tiempo.