BUENO POR CONOCER

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN EL PROBLEMA

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Una de las premisas fundamentales que se debe dar en la definición de algo es que no debe contener el elemento definido. Cuando queremos buscar la solución de un problema, después de un análisis minucioso de todos los factores que en él influyen, de sus posibles enfoques y de sus pros y contras, podemos encontrarnos en un callejón sin salida cuando concluimos que la solución es parte del problema.

Los resultados de la primera Encuesta sobre la Realidad Social de Andalucía (ERSA), elaborada por el Centro de Estudios Andaluces, y que se han publicado recientemente, ponen de manifiesto esta aseveración.

Después del paro y la crisis económica, la gestión de nuestra clase política es el principal problema de la Comunidad para los andaluces. Aquellos, a los que elegimos cada cuatro años, han desbancado así a cuestiones que en los últimos años preocupaban a la ciudadanía andaluza, según la mayoría de los estudios, como eran la vivienda, la inmigración o la seguridad ciudadana. Igualmente menos de uno de cada cinco andaluces considera que las administraciones «gestionan correctamente» los impuestos que nos recaudan.

Si consideramos la política como el sentimiento colectivo de participación de la ciudadanía, es difícil pensar que el divorcio existente entre nuestros dirigentes y el pueblo, y su falta de confianza puedan crear el clima propicio para que nuestra situación mejore.

La confianza en la política es universalmente considerada buena para la democracia. Confiar en nuestra Instituciones garantiza el deseo de participación por parte de la ciudadanía, afecta al deseo de los ciudadanos en pagar sus impuestos y al cumplimiento voluntario de las leyes y políticas gubernamentales. Ya para Aristóteles la causa principal de esta desconfianza estaba en la diferencia de información que tiene la ciudadanía y de la que disponen los gobernantes. ¿O es que éstos viven ajenos a la realidad?