Las hermanas Guadalupe, Flori, Margarita y Leonor Olivares en su almuerzo feriante. :: L. R.
FERIA DE EL PUERTO 2010

Almuerzo de recuerdos

La comida y el debate en familia de todos los domingos se trasladaron a las casetas del recinto ferial en la recta final de la Fiesta del Vino Fino Más de 40 años en torno a una mesa de Las Banderas

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Guadalupe, Flori, Margarita y Leonor no esperan más. Son casi las tres de la tarde y como todos los años, esperan a que lleguen sus tres hermanos y su madre para almorzar en familia. Pero el hambre no entiende de parentescos y el adobo y los pimientos 'cuernos cabra' se enfrían. «Esto hay que comerlo caliente». Tienen 42, 43, 46 y 48 años. Y han vivido la Feria en familia desde que tienen uso de razón. Una costumbre que inculcan a sus vástagos como la papilla con la cuchara. «Marga, quítale el babero a la niña que la muchacha va a hacer la foto».

No entran en Las Banderas sin su traje de gitana, y por supuesto de lunares como las feriantas de pro. Pero este año podrán lucirlos menos de lo que les gustaría. «Antes veníamos a comer a diario. Pero este año sólo sábado, domingo y lunes. Por la crisis. Pero los fuegos artificiales no los perdonamos. Así despedimos la Feria hasta el año que viene». Entre el rebujito y la cerveza lo tienen claro: «en la Feria, siempre rebujito. Es más refrescante y entra muy bien». La carcajada es general y la espera se ameniza entre tapitas y recuerdos. «Siempre ha habido buen ambiente, pero vemos que cada vez va a más. Hay mucha más gente en todas partes».

El baño, mejor ahora

La visita al baño es una de las grandes ventajas que encuentran ahora con respecto a la Feria de su niñez. «Las casetas han mejorado mucho, antes no había servicios independientes como ahora. Es mucho más cómodo para moverse con el traje». Con respecto al transporte, hay división de opiniones. «Yo cojo el autobús, que es mucho más rápido y barato. Y no hay problemas con la bebida». Marga se decanta por el vehículo propio. «Pero deberían bajar los precios de los aparcamientos». El volumen de las sevillanas sube y ellas sólo piensan en estar el año que viene, en el mismo sitio, y a la misma hora.