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Fiesta del Málaga, funeral del Madrid

El tempranero gol de los locales y la noticia de la victoria 'culé' en el Camp Nou acaban con las ilusiones del equipo de Pellegrini El empate en La Rosaleda da la puntilla a los blancos y la salvación a los andaluces

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Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. El Real Madrid terminó su sueño en la fiesta de La Rosaleda, que celebró con efusividad y pasión la salvación del Málaga gracias al empate cosechado frente a los Cristiano Ronaldo y compañía. Los blancos se habían conjurado para sumar 98 puntos y obligar al Barcelona a ganar todos los partidos. Al final, los de Pellegrini no pudieron llegar a ese objetivo y se quedaron con la miel en los labios. Una nueva decepción tras el 'Alcorconazo' en la Copa y el fiasco de 'Champions' ante el Lyon.

Ahora llega el momento de las dudas. La continuidad de Pellegrini queda pendiente de un hilo pese haber dirigido un Madrid de récord en la Liga. Una temporada en blanco después de haberse gastado 252 millones en fichajes de dudosa rentabilidad. Sólo Cristiano Ronaldo ha demostrado estar a la altura de las expectativas. Kaká, que ni siquiera entró en la convocatoria de La Rosaleda, o Benzemá, han sido la escenificación del fracaso 'merengue'.

Los blancos llegaron a Málaga con la obligación de ganar y esperar el pinchazo del Barça en el Camp Nou. Una ecuación muy improbable, pero que mantenía vivas las esperanzas 'merengues'. El recuerdo de la última Liga de Capello, con el famoso 'Tamudazo' o los dos títulos perdidos en Tenerife por los blancos eran los ejemplos esgrimidos para aferrarse al milagro. Pero lo primero era ganar en Málaga. Los andaluces se jugaban la permanencia y eso se notó. Pese al primer aviso de Cristiano Ronaldo al minuto del encuentro, los malagueños no se amilanaron. Con Caicedo y Duda como hombres más adelantados, presionaron la salida del balón blanco.

Trabajo para Casillas

Casillas tuvo trabajo desde un principio, pero desbarató una ocasión de Caicedo. Sin embargo, el delantero ecuatoriano se sacó un as de la manga en forma de taconazo perfecto para que Duda superase al meta de Móstoles. La Rosaleda se vino abajo con el tanto que certificaba la salvación. Por su parte, los jugadores del Madrid, cabizbajos, resoplaban incrédulos ante lo ocurrido. Más aún cuando la grada aplaudió el tanto del Barcelona que beneficiaba a los locales por sentenciar al Valladolid. Otra vez tocaba remontar. Igual que ante Atlético, Osasuna, Athletic.

Los nervios afloraron en los de Pellegrini, incapaces de generar peligro y penetrar en la maraña defensiva de los malacitanos. Cristiano volvió a reclamar el balón para enfrentarse en solitario a todo rival que se opusiera. Se erigió en el líder salvador, un papel que ha tenido que protagonizar en numerosas ocasiones. Pero en esta vez, la imprecisión pudo a las ganas del portugués. Pese a todo, Cristiano obligó a lucirse a Munúa con un gran cabezazo. Pero el Madrid, frustrado, se desquebrajaba a pasos agigantados. Con un ritmo lento y espeso por unos jugadores que se perdían en estériles protestas contra el árbitro o en peleas con los futbolistas rivales. La cabeza estaba en el Camp Nou. En tanto esfuerzo para nada.

Higuaín, muy desapercibido en el choque, vio una amarilla por lanzar el balón fuera. Era la imagen de la impotencia. Pero sin duda, quien más acelerado estaba era Guti. El '14' blanco, desquiciado en el banquillo, increpó al línea, por lo que vio tarjeta. Cuando el canterano salió al campo en la segunda parte, en sus últimos minutos como futbolista blanco, se dedicó a dar patadas en lugar de jugar.

Mientras el Madrid se desesperaba y le llegaban las noticias de los goles del Barça, los locales esperaron agazapados una contra para aumentar la ventaja. Caicedo volvió a perdonar para desgracia de los sufridos seguidores malagueños. En la segunda parte el Madrid salió con mayor convicción. Apenas necesitó un par de minutos para que Van der Vaart, el mejor de los blancos de largo, se revolviese en el área y con un tiro raso superase a Munúa. A partir del empate, los locales dieron un paso atrás, atenazados por la presión del descenso. El punto les valía para seguir en Primera. Los nervios cambiaron de bando y Munúa se convirtió en el mejor de los malagueños con varias intervenciones de mérito. Undiano pitó el final que certificó la salvación local y la cruda realidad del Real Madrid.