
La comunidad diplomática empieza a abandonar a Tailandia
Los enfrentamientos entre Ejército y 'camisas rojas' se agravan hasta causar una veintena de muertos durante las últimas horas
Actualizado: Guardar'Zona de fuego real. Área restringida, no entrar'. En vistosos caracteres tailandeses y en inglés, carteles colocados sobre barreras de alambre de espino no dejan lugar a dudas. En medio de explosiones esporádicas, igual de elocuentes que las pilas de neumáticos que arden en las desiertas avenidas, con todos los comercios cerrados a cal y canto, mientras columnas de humo ascienden entre los rascacielos del distrito financiero de Bangkok. Tailandia camina hacia la guerra civil. Lo confirma el clima que se vive en las calles y el hecho de que la comunidad diplomática comienza a abandonar el país.
Por tercer día consecutivo, la capital se convirtió ayer en campo de batalla. A un lado, el Ejército y al otro los 'camisas rojas', los seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto por un golpe militar incruento en septiembre de 2006 y exiliado en Oriente Próximo para evitar ir a la cárcel por una condena por corrupción.
Acampados en el centro de la ciudad desde mediados de marzo, 10.000 de sus partidarios intentan derribar al Gobierno dirigido por el primer ministro, Abhisist Vejjajiva, que llegó al poder a finales de 2008 después de que el Tribunal Supremo disolviera dos ejecutivos apoyados por Thaksin que habían sido elegidos democráticamente.
Pero lo que está en juego en Tailandia no es sólo la división entre las élites urbanas, leales al venerado rey Bhumibol y apoyadas por los militares, y los campesinos del paupérrimo mundo rural, granero electoral del populista Thaksin, sino el futuro de una nación cuya economía depende del turismo en un 6%.
«Más cerca de la guerra civil»
Con playas de fina arena blanca y cristalinas aguas de color turquesa, Tailandia era hasta ahora uno de los lugares de vacaciones favoritos en el sudeste asiático. Pero la inestabilidad política que arrastra desde hace cuatro años amenaza con convertir al País de la Sonrisa, famoso por su turismo sexual, en un destino para el turismo bélico.
Antes, legiones de occidentales, por lo general divorciados y con barrigas cerveceras, acudían en bermudas y chanclas a Bangkok atraídos por las complacientes señoritas de sus burdeles callejeros, los masajes con final feliz y las acrobacias sexuales con todo tipo de pelotas en la 'zona golfa' de Patpong. Ahora, se encuentran con un escenario propio de una película de guerra.
Aunque los enfrentamientos entre Ejército y 'camisas rojas' se reducen a un área del centro de Bangkok, en los dos últimos meses han muerto 46 personas y 1.620 han resultado heridas, lo que ha desplomado la llegada de visitantes extranjeros y amenaza las grandes inversiones de las cadenas hoteleras en los lujosos resorts de sus costas. Tras los violentos enfrentamientos del 10 de abril, este fin de semana ha sido uno de los más sangrientos con asimismo más de una veintena de fallecidos.
Y la lista podría aumentar en los próximos días porque el Ejército se ha propuesto desalojar a los manifestantes acampados en un área de tres kilómetros cuadrados de Rajprasong. Parapetados tras barricadas de cañas de bambú, los 'camisas rojas' se resisten con uñas, dientes, cócteles molotov y hasta granadas de mano.
«No sé cómo acabará esto, pero cada minuto que pasa estamos más cerca de la guerra civil», advirtió uno de los rebeldes, Jatuporn Prompan, quien descartó «ni siquiera pensar en retirarnos porque nuestros hermanos están preparados para seguir con la lucha». Tras el principio de acuerdo alcanzado esta semana, cuando el Gobierno se comprometió a celebrar elecciones en noviembre, los manifestantes han recrudecido sus protestas al acusar a los francotiradores de disparar en la cabeza a varias personas.