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El Gobierno Cameron debuta con austeridad
Los miembros del Ejecutivo británico se rebajan el sueldo un 5% como señal de la dura batalla que se avecina para combatir el déficit
LONDRES. Actualizado: GuardarEl nuevo Gobierno británico inició ayer su andadura reduciendo sus salarios en un 5% y congelándolos para el resto del Parlamento, en un mensaje a la población sobre los recortes que se avecinan en el gasto público o sobre los aumentos de impuestos. David Cameron, primer ministro, cobrará a partir de ahora unos 165.000 euros anuales.
El Gabinete, en el que hay sólo cuatro mujeres de un total de veintinueve ministros y otros cargos, escuchó un discurso de Cameron sobre la necesidad de establecer objetivos ambiciosos a pesar de las decisiones difíciles que tendrá que tomar para reducir el endeudamiento del país y una exposición sombría sobre la situación económica por parte del titular de Hacienda, George Osborne.
El líder liberaldemócrata, Nick Clegg, no tiene una función específica. Su puesto de viceprimer ministro le permitirá tener un despacho en el Ministerio de la Presidencia, que trabaja en una parte anexa al 10 de Downing Street, pero salvo las funciones de sustituir al jefe del Gobierno en caso de ausencia, no tendrá ni ministerio ni rol definidos.
En la reunión de ayer se sentó frente a Cameron, que pidió a los miembros de esta novedosa coalición que mantengan las disputas en privado en beneficio de la estabilidad del Gobierno y adelantó que se creará un 'comité de la coalición' para facilitar la resolución de problemas.
Aunque aún no se ha presentado un programa detallado de gobierno, algunas políticas recogidas en el acuerdo básico entre conservadores y liberaldemócratas han sido ya objeto de polémica, en particular la decisión de establecer por ley la obligatoriedad de que las legislaturas duren los cinco años establecidos.
Al poner en papel el acuerdo para la coalición se dice que en la redacción de esa ley se incluiría una cláusula para establecer que sólo el voto del 55% de la Cámara de los Comunes podría derribar al Ejecutivo, que en la actualidad puede caer si pierde un voto de confianza.
Políticos de la oposición laborista, como Jack Straw, o del mismo Partido Conservador, como Norman Tebbit, han sido críticos con este punto, señalando, por ejemplo, que con el cómputo actual de escaños no se podría derribar al Gobierno incluso si la alianza se rompe y los liberaldemócratas retiran su apoyo.
El nuevo ministro de Energía, el liberal Chris Huhne, aclaró el equilibrio sobre nuevas centrales nucleares, con varios proyectos en cartera, pero que dividen a los dos partidos de la coalición. El acuerdo sería, según Huhne, que no se destine dinero público a su construcción, aunque el Gobierno no podría obstáculos a los proyectos, en alguno de los cuales participa Iberdrola.
Reacción mediática
La reacción mediática al Gobierno ha sido en general positiva, aunque se registran las voces de decepción del sector más 'thatcherista' de los 'tories' por lo que ven como una dilución de valores centrales del partido y de los liberales más radicales y más a la izquierda.
La caricatura común en la prensa escrita y audiovisual es que Cameron ha tomado a Clegg como 'fag', el estudiante primerizo de los internados británicos, que ha de actuar como siervo de un veterano a cambio de protección. Y hay quien retrata al liberal como mayordomo del 'tory'. El acuerdo entre dos jóvenes herederos de familias ricas que han tenido una educación similar es motivo común de comentario.
Mientras tanto, los laboristas se ponen a la tarea de elegir un nuevo líder tras la dimisión de Gordon Brown. El ex ministro de Asuntos Exteriores, David Miliband, ha sido el primero en anunciar su candidatura. Ya era el favorito a retar al último inquilino del 10 de Downing Street y a desbancarle en las frecuentes conspiraciones contra el ex primer ministro.
Harriet Harman, que ejerce ahora como cabeza de la formación opositora, posiblemente se presentará también. Así como Ed Balls y quizás Ed Miliband, hermano de David. Las jóvenes promesas del último gabinete frente a una mujer con fuertes lazos con los sindicatos en una batalla que se resolverá en el congreso del próximo otoño.