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Los liberales acercan a Cameron al poder
Clegg se inclina por propiciar un Gobierno conservador en minoría con su respaldo en los ComunesLos dos partidos sortean el escollo de la reforma electoral con un voto libre en el Parlamento y abren la puerta a sellar hoy su pacto
LONDRES. Actualizado: GuardarLas negociaciones para formar un Gobierno para Reino Unido continuarán hoy con el telón de fondo de las reacción de los mercados financieros ante las dificultades para crear un Ejecutivo estable y que tenga capacidad para acometer los recortes fiscales que se prevén. Los negociadores del Partido Conservador y de los liberal-demócratas estuvieron reunidos ayer desde las once de la mañana a las cinco y media de la tarde sin que se llegase a un acuerdo final, que los observadores consideran que probablemente se cerrará hoy.
William Hague, que actúa como portavoz del trío conservador -los otros dos son George Osborne y Oliver Letwin, a los que se suma Ed Llevellyn, jefe de gabinete del líder, David Cameron-, afirmó que habían hablado de la reforma política, de la gestión económica y la reducción del déficit, de la reforma de la banca, de las libertades civiles y del medio ambiente.
Los liberal-demócratas, que están representados en estas conversaciones por los parlamentarios Danny Alexander, Chris Huhne, David Laws y Andrew Stunnell, repitieron las mismas ideas. Y confirmaron lo que Hague ya había dicho: que el programa económico y de reducción de deuda es una cuestión central.
El rumor más extendido a lo largo del día de ayer, cuando es muy difícil confirmar la fiabilidad de su origen, es que el partido de Nick Clegg estaría más dispuesto a sostener un Gobierno conservador en minoría que implicarse en una coalición. Las diferencias programáticas entre ambos partidos sobre las áreas que mencionaron indican las dificultades que tendrían para gobernar juntos. La reforma política, que los negociadores mencionaron en primer lugar, tiene como mayor obstáculo la modificación del sistema electoral.
Ayer se decía que los conservadores habrían ofrecido a los liberal-demócratas un voto libre en el Parlamento como conclusión del trabajo de una comisión que analizaría la reforma. Ese tipo de voto en conciencia permitiría alianzas que quizás arrojarían una mayoría en favor de introducir más proporcionalidad en el sistema.
En la política inmediata los conservadores tienen una oposición firme a la creación del Fondo Monetario Europeo del que se hablaba ayer en Bruselas y una actitud de cautela sobre su participación en un fondo menos ambicioso para ayudar a los países de la zona euro con problemas. Los liberales son el partido más favorable a la Unión Europea entre los tres grandes.
En política fiscal, los liberales no quieren la rápida reducción del déficit propuesta por Cameron y están más convencidos de que, como dice Gordon Brown, es necesario mantener el gasto público en este momento delicado para no caer de nuevo en la recesión.
Enfado de Brown
Los conservadores no han abrazado la idea liberal, compartida con el proyecto de la administración de Washington, de separar la banca de depósitos y la banca de inversión. La coordinación de un Gabinete con tan diferentes sensibilidades en estas áreas parece difícil.
Conservadores y liberales están de acuerdo, sin embargo, en dos políticas que forman una parte importante de las otras dos áreas de discusión mencionadas. Ambos quieren acabar con el proyecto laborista de creación de un documento nacional de identidad. Y ambos se oponen con firmeza al proyecto de Ferrovial de extender su aeropuerto de Heathrow con una nueva pista.
Mientras tanto, Brown, aún primer ministro, regresó en la tarde de ayer a Londres y se reunió con parte del alto estado mayor del nuevo laborismo -entre ellos los más firmes aliados de Tony Blair, como Peter Mandelson y Alastair Campbell- para analizar las variantes de la situación. Los medios han confirmado que Brown levantó la voz cuando, en una conversación con Clegg, en la noche del viernes, el líder liberal le dijo que no aceptaría que su partido formase una coalición con los laboristas si él sigue como jefe de Gobierno.
El tiempo de Brown ha terminado y los estrategas de la hegemonía laboristas estaban calculando ayer qué tipo de transición hacia un nuevo líder se podría hacer, ocurra lo que ocurra en las conversaciones entre conservadores y liberales.