Togados. La etiqueta de interino se convierte en una losa. :: LA VOZ
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Jueces en el banquillo... de los suplentes

Algunos profesionales ejercen como interinos desde hace más de quince años, aunque no hayan aprobado una oposición La provincia cuenta con 18 magistrados sustitutos que cubren las bajas de los titulares

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Son como jueces caracol. No porque sean lentos en dictar resoluciones, todo lo contrario, sino porque andan siempre con la oficina a cuestas, sin un despacho fijo, sin un destino. Ora les toca impartir justicia en La Línea, atendiendo asuntos de contrabando o algún divorcio, y al cabo de unos meses se tienen que trasladar a Sanlúcar, coincidiendo con una macrooperación antidroga. Siempre por tiempo definido, cobrando por obra y con el riesgo cierto de acabar en el paro. Se trata de los jueces sustitutos, una figura profesional formada por profesionales del Derecho que no han realizado una oposición, ideada para cubrir los huecos en los juzgados que quedan vacantes cuando un juez titular se da de baja, sufre una enfermedad o promociona profesionalmente. En la provincia de Cádiz existen 18 de estos suplentes, para una planta judicial de 92 juzgados unipersonales (excluyendo las secciones colegiadas de la Audiencia Provincial). Es decir, casi un 20% de los jueces que dictan sentencia son trabajadores temporales.

La etiqueta de interino se convierte muchas veces en una losa, que despierta recelos o comentarios malvados, casi siempre entre las partes que pierden un juicio. «·Claro, un juez que ni siquiera ha aprobado las oposiciones». Sin embargo, «ser sustituto no significa ser becario», como reivindica una de las juezas (el número de mujeres supera al de hombres), que al responder para este reportaje cubría una vacante en San Fernando: «Muchos piensan que, al terminar la carrera, no sabemos qué hacer y nos metemos en esto. Pero la mayoría de los compañeros es gente muy preparada y el que no se ha preparado las oposiciones, da clase en la universidad, o ha sido abogado durante años», explica. En su caso, se presentó por primera vez a las pruebas para lograr ser sustituta en 1999 y durante once años ha ejercido la carrera judicial en la provincia. No se trata siquiera de la más veterana. Algunos cubren sustituciones desde hace más de 15 años, en los que se han granjeado un prestigio que enmudece cualquier tipo de sorna.

Que no requiera de oposiciones, no significa que estos jueces no hayan pasado una prueba. De hecho, los candidatos deben superar un concurso de méritos y una entrevista ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que los enfrenta a un caso práctico. Además, con aprobar una vez no basta: se someten al concurso cada año. En 2010, por primera vez, se ha cambiado el ritmo y no se han convocado plazas, que se renovarán cada dos años. «Es una figura, más que poco valorada, poco conocida; hacemos nuestra labor lo mejor que podemos; de hecho, nos va en ello el trabajo, porque debemos rendir cuentas periódicamente al TSJA, no te sacas una oposición y a vivir», explica la jueza de San Fernando, que en el último año ha pasado por ciudades distintas: «Estuve en Sanlúcar, cesé en noviembre y me destinaron a Arcos. Luego, San Roque, Puerto Real y ahora en San Fernando». Una inestabilidad que «es lo más complicado, porque no puedes desarmar una casa por tres meses de trabajo. Aunque a mí me gusta mucho», reconoce.

Vocación y familia

«Es duro si no tienes vocación o si tienes una familia estable», valora un juez novel, con plaza temporal en un juzgado de Algeciras. Fue nombrado por primera vez hace dos años, y ya ha pasado por varias provincias de Andalucía. En Cádiz, desde febrero. «He tenido suerte y he estado una media de seis meses en cada juzgado, nunca menos de tres meses».

La inestabilidad no sólo se mide en kilómetros. También en horas cotizadas, ya que sobre ellos pende la temida espada del paro. Y es que, sin plazas vacantes, no hay trabajo, ni salario. «Si cubres un embarazo, sabes que vas a estar de cinco o seis meses -explica una jueza-. Pero si es una enfermedad, puede ser un mes o medio año, nunca lo sabes», afirma el juez algecireño. En todo caso, «los jueces no suelen ponerse malos».

Por suerte para los sustitutos (o por desgracia para el sistema), en la planta judicial de la provincia de Cádiz las necesidades superan en número a las plazas de sustitución. No en vano, la Audiencia Provincial -en la que se coordina el trabajo y el destino de cada uno de estos jueces- se vio obligada a solicitar de urgencia un aumento de plazas a comienzos de año, que el Consejo General del Poder Judicial concedió hace dos meses. ¿Y el salario? Ahí reconocen que no saben si hay diferencias con los titulares: «Son confidenciales», aunque es evidente que «seguramente ellos tengan complementos por trienios».

La falta de un salario sólido y una trayectoria firme lleva a muchos suplentes a abandonar, o incluso a decantarse por cubrir sustituciones en otros ámbitos de la judicatura, como fiscales o como secretarios judiciales, donde la nómina de interinos también es considerablemente alta, pero la rotación de juzgados es menor. «Aparte de ser un trabajo más relajado, es más estable», reconoce un secretario judicial. «Cuando te quedas en paro, muchos vuelven a su vida anterior». O se pasan al otro lado, como abogados.