Opinion

Relaciones sexuales ¿consentidas? en Meco

PEDAGOGA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tras las noticias difundidas sobre la violencia sexual ejercida por funcionarios contra reclusas de la cárcel de mujeres de Meco no quiero quedarme sólo con la herida de las palabras que violentan lo femenino libre y el sentido común más elemental. No quiero acostumbrarme a los usos de la lengua que encubren la violencia masculina. Quiero desmenuzarlos para que no se quede escondido el veneno que contienen. Quiero abrir las preguntas que me surgen para pensar con otras y otros sobre esa violencia brutal contra las mujeres que se sigue manteniendo en todos los rincones de la sociedad y que los medios de comunicación, seguramente por miedo, empiezan a convertir en banal.

En estos días hemos leido titulares como éste: 'Cesados los jefes de la cárcel de mujeres por permitir juergas' ¿Qué significado se da a la palabra juerga, en el contexto de una cárcel de mujeres en la que los funcionarios, al parecer, violan a las presas?

Sentí una indignación que no podía soportar y comprobé que la información se ampliaba de forma todavía más lamentable: «Interior investiga juergas en una cárcel de mujeres» ¿El Ministerio del Interior investiga aquí sobre juergas o sobre violencia machista de los funcionarios contra las presas? Y continuaba: «Instituciones Penitenciarias destapa varias irregularidades en una prisión de Madrid» ¿Son irregularidades o delitos?

La información difundida indica que «las pesquisas que han destapado el escándalo se iniciaron después de que una funcionaria denunciase a un compañero el 4 de enero, ahora expedientado, al que vio el día de fin de año, presentando signos de haber bebido, junto a dos presas y otra funcionaria, bebiendo y brindando». Aparte de que no se dice nada sobre las dificultades que habrá tenido la denunciante en estos tres meses, pues sólo después de hacerse público otro caso ha prosperado su denuncia, ¿Qué quiere decir aquí «junto a dos presas»? ¿Y acaso la «otra funcionaria» era la única cómplice en un caso en el que, por ahora, todos los destituidos son hombres o es que interesa recalcar que las mujeres también son violentas?

Después, prosigue: «Varios funcionarios detallaron numerosas irregularidades más, desde el robo de comida en la cocina a relaciones sexuales consentidas a cambio de favores, pasando por siestas en plena jornada laboral» ¿Qué significa aquí «consentidas a cambio de favores?» ¿Es posible hablar de consentimiento en una situación de subordinación como esta, en la que los favores se obtienen así? ¿Es comparable que los funcionarios roben comida o duerman la siesta con que ejerzan violencia sexual contra las presas?

Más adelante continúa: «Otro funcionario, el segundo sancionado, abrió una noche a primeros de abril la celda en que pernoctaban dos internas y compartió varias horas con ellas». ¿Qué pinta aquí un verbo tan precioso como compartir, en vez de decir que las sometió varias horas con violencia?

En otro momento dice que: «Un funcionario montó una fiesta (sic) nocturna en una celda con dos reclusas» ¿Es una fiesta para las reclusas que un funcionario abuse de ellas por su posición de poder sobre ellas?

Por otra parte, según ha comunicado oficialmente Instituciones Penitenciarias, el motivo de las destituciones de algunos funcionarios, que se han producido al salir a la luz el escándalo, es el «comportamiento inaceptable» de esos funcionarios y de la «incapacidad para hacer frente a la situación del director y el subdirector de la cárcel». ¿La violación de derechos de las reclusas solo es un comportamiento inaceptable? ¿Alegar la incapacidad de los responsables les exime de algo?

No tranquiliza nada saber que la investigación sigue abierta para aclarar, también según fuentes de Instituciones Penitenciarias, «si algunos funcionarios pudieron mantener relaciones sexuales consentidas con varias internas». La palabra consentimiento sobra aquí y siempre que una mujer esté en prisión y dependa de «los favores» del carcelero violador. Igual que ocurre en la prostitución, que nunca es consentida ni voluntaria, porque la mujer prostituida depende de 'los favores' del prostituidor. Relacionarse libremente es otra cosa, que nadie se equivoque.