Zapatero y Rajoy son incapaces de sellar la unidad que reclamó el Rey
Llegan a un acuerdo para agilizar la fusión de cajas, pero discrepan al minuto sobre quién debe desarrollarlo
Paula de las Heras MADRID Actualizado: GuardarEra una oportunidad para lanzar un mensaje de unidad y solvencia que tranquilizara a los mercados internacionales, pero José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy la dejaron pasar. El presidente del Gobierno y el líder de la oposición salieron de un encuentro de más de dos horas en la Moncloa dispuestos a convertir en un valor el mero hecho de haber sido capaces de sellar dos acuerdos sustanciales para el futuro del sistema financiero español, o más concretamente, para el de las cajas de ahorro y acabaron representando la función del desconcierto.
No es ya que no siguieran el ejemplo de sus colegas portugueses y, en lugar de ofrecer una rueda de prensa conjunta, se presentaran ante los medios por separado para ofrecer su versión de la entrevista. El propio José Luis Rodríguez Zapatero admitió que «nadie» había valorado siquiera la posibilidad de actuar de otro modo porque en España «no hay precedente» de un frente común como el creado por los lusos José Sócrates, socialista, y Pedro Passos Coelho, conservador, en respuesta a la decisión de Standar and Poor's de rebajar la calificación de su deuda. Se trata más del contenido de las comparecencias.
Cuando Zapatero citó a Rajoy también pensaba en contrarrestar los efectos de la última nota que esa agencia de calificación había dado a España y trataba de frenar el castigo al que está sometida la Bolsa española desde hace ya varios días. Por eso optó por limitar la agenda de la reunión a dos temas sobre los que sabía de antemano que había concurrencia de criterios: la participación española en el rescate a Grecia, con un aporte de 9.800 millones de euros, y la reestructuración del sistema financiero.
Lo primero ya había sido avalado por el PP en el Congreso, pero el jefe del Ejecutivo quería lanzar a la Unión Europea una muestra contundente del compromiso de España con el euro. Sobre lo segundo, hubo incluso un papel; un acuerdo por el cual el Gobierno y el principal partido de la oposición, «que a su vez ostenta el gobierno de diversas comunidades autónomas», se comprometen a «agilizar el proceso de reestructuración del sector» para asegurar que todas las cajas de ahorro que lo necesiten reciban ayuda del fondo creado en junio del año pasado antes de que 'caduque', el 30 de julio de este año.
El núcleo del acuerdo
Según Zapatero, un tercio de las cajas de ahorro españolas han llevado a cabo un proceso de reestructuración o integración que está a punto de culminar, otro tercio está en condiciones de no requerir cambios y un tercio más, «que es donde nos debemos concentrar», dijo, debe someterse a fusiones para subsistir. He ahí el núcleo del acuerdo, al que se sumó también el compromiso de reformar en el plazo de tres meses la ley que regula el funcionamiento de las cajas (LORCA).
El caso es que, pese a lo escrito en el escueto documento repartido tras la entrevista, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición tardaron muy pocos minutos en poner en evidencia los acuerdos del pacto. Cuando a Rajoy se le preguntó qué pensaba hacer exactamente para agilizar las fusiones de cajas de ahorro, echó balones fuera y señaló que, en realidad, son el Gobierno y en todo caso el Banco de España quienes tienen que moverse. Suya es, insistió, la «responsabilidad» de que el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB) «esté casi sin utilizar». «No fue un problema de falta de apoyos que no se actuara con la diligencia debida», remachó el líder de la oposición.
El jefe del Ejecutivo la cazó al vuelo y sin esperar a que nadie preguntara empleó los primeros minutos de su intervención en hacer una «matización» y recordar que en la buena marcha de los procesos de reestructuración también tienen algo que decir las propias cajas y, cómo no, los gobiernos autonómicos (también los gobernados por el PP). «Creo que todos tenemos que tener claro el proceso y el concurso de voluntades», señaló.
"Situación crítica"
Si sobre lo que supuestamente había acuerdo ya hubo diferencias, sobre otras cuestiones relativas a la marcha de la economía española y las recetas para salir de la crisis se llegó, como siempre, a la incompatibilidad. Zapatero trató de minimizarlas, pero fuentes gubernamentales confiesan su disgusto por el tono empleado por Rajoy para referirse a la economía española. El presidente del PP no ahorró epítetos. «Estamos -dijo- en una situación crítica, como demuestra la dramática cifra de empleo». «Esto es un drama para el país; lo demuestra la desconfianza e inestabilidad de los mercados». «La política de esperar y ver no puede continuar», añadió. Unas frases que después de dos días de convulsiones bursátiles no contribuyen, según la visión de la Moncloa, a aquietar las aguas o a insuflar confianza.
Rajoy insistió en que las políticas aisladas, como las que a su juicio ha adoptado el Gobierno, son insuficientes y en que es necesario fijar un plan de actuación con tres ejes prioritarios: la reducción drástica del déficit -lo contrario, dijo, es lo que ha hundido a Grecia-; la reestructuración del sistema financiero, sobre la que supuestamente ya hay acuerdo, y la reforma del mercado laboral.
En el extremo contrario, Zapatero expuso su visión y pintó un panorama optimista plagado de 'brotes verdes'. Según el presidente del Gobierno, las dudas de los mercados internacionales son ajenas a la situación de España, obedecen a operaciones especulativas y «tienen que ver» con el euro, el endeudamiento de Grecia y con la fortaleza de la unidad de Europa. ¿Y en cuanto a las discrepancias con Rajoy? «No son desgarradoras», alegó.