Nueve orejas y dos rabos para los alumnos
Al ejemplar de Marqués de Domecq se le dio la vuelta al ruedo y el becerro de Pedro Fernández volvió al campo; Las reses fueron donadas por distintas ganaderías
JEREZ. Actualizado: GuardarCon una entretenida y variada novillada sin caballos dio comienzo ayer la feria taurina jerezana. La cita fue en la plaza de Chapín, en un festejo protagonizado por alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Jerez.
Abrió plaza un eral cuajado y berreón que se quedaba muy corto bajo el capote de Miguel Ángel 'Rique', quien cargaría la suerte con decisión para sacarlo a los medios. Éste planteó el trasteo en el centro donde intentó conducir y ligar las rebrincadas acometidas de su enemigo. Escuchó palmas y un aviso tras mostrarse desacertado con la espada.
Isidro Arrocha recibió con verónicas, chicuelinas y revolera al colorado de Manolo González que le cupo en suerte. Dibujó con la franela estimables series de derechazos a un animal distraído, aunque repetidor, que pronto perdería largura y celo en su embestida. Manoletinas finales dieron paso a una estocada arriba que le valieron las dos orejas. Destacó José Manuel Monje en tandas de ligados y templados redondos en los que conducía con solvencia la humillada y boyante embestida del novillo de Marqués de Domecq. Si bien los naturales no alcanzaron el grado de rotundidad y limpieza que poseyeron los derechazos, una sucesión postrera de circulares, molinetes y circulares invertidos le valieron para pasear dos apéndices y recibir un aviso. A pesar de la monástica procedencia del novillo de Las Monjas, su comportamiento distó mucho de parecerse al de una hermanita de la caridad, pues se revolvía con presteza y encastada saña a la salida de los muletazos. Se esforzó Carlos Gómez en una faena animosa por ambos pitones para salvar, a base de esfuerzo y exposición, la incomodidad manifiesta de su oponente. Una gran estocada prolongó el premio de las dos orejas y rabo. Peores intenciones desarrolló aún el ejemplar de El Torero, con el que bastante tuvo Daniel Crespo con sortear la sucesión de coladas y achuchones de un novillo cada vez más orientado. Paseó una oreja.
Sorprendió el garbo y la donosura torera derrochada por el becerrista Miguel Andrades en los tercios de capa y banderillas con un toreo suelto, alegre y arrebatado.