Ni «cocos» ni embarazadas
En los pinchazos telefónicos aparecen órdenes para trasladar a las mujeres feas o para despedir a una chica que se quedó en cinta
CÁDIZ. Actualizado: GuardarDurante seis meses, los agentes estuvieron escuchando las conversaciones de los principales implicados en la 'operación Toscana' y para los investigadores en esas intervenciones existe material indiciario de explotación sexual como las órdenes que se daban para trasladar a las mujeres feas (llamadas «cocos») o como fue despedida, pese a no mediar contrato, a una chica que se quedó embarazada. Situaciones muy alejadas de las que puede vivir la cliente de un hotel, como así las define la familia Galán.
Toscana ahonda en un tipo de explotación distinta a la evidente que va acompañada de agresiones físicas. Las mismas fuentes recurren a la jurisprudencia en este asunto donde cualquier medida que signifique algún tipo de coacción se incluye en esta tipología delictiva, que condena la prostitución cuando no se ejerce de forma libre. «No hay mujeres agredidas, pero sí chicas atemorizadas, incapaces de declarar libremente, obligadas a cumplir un horario y expuestas a ser sancionadas si no acatan las directrices de la organización». Hay varios testigos protegidos que han declarado ante el juez que sí conocían de esos castigos -consistente en el pago de 50 euros- , pero no ha sido suficiente para mantener a los imputados más de dos semanas en prisión.
Otro material en estudio son los partes de incidencia que cada noche firmaban los encargados de los clubes. Además del recuento de la caja, en algunos de ellos se puede leer cómo se recomienda a los jefes que una chica debe irse porque no trabaja; que otra ha sido cambiada de habitación por problemas de convivencia o que otra debe ser amonestada por su mal comportamiento. En esos partes también se detallan los ingresos por los servicios sexuales de las chicas -la investigación apunta a una recaudación media de 6.000 euros al día entre todos los prostíbulos- y el control de los pases que hacía cada una. Esta vigilancia sobre las actividades que debían realizar supuestamente unas clientas de hotel son indicios para los investigadores de que no trabajaban de forma libre.