El gañotero trata de pasar la Feria a costa de la 'generosidad' del resto. :: J. FERNÁNDEZ
DEL ALBERO HASTA 'EL SENTÍO'

El arte del gañoteo

Lo practica una fauna rica en matices y de lo más diversa

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Donde se ponga la Feria de lunes a miércoles a mediodía que se quite todo lo demás. En estos segmentos temporales, el Real está en su justa medida de ambiente y de gente. Estas jornadas feriales me gustan más que a Gorosito un rizador de pelos. Eso de reunirme con gente de mi gusto, almorzar en una caseta, bailar por sevillanas -me invento los pasos , pero, eso sí, nunca pierdo el compás-, apagar la sed con rebujito y finalizar tomándome algún que otro ron y bailando todo lo que se preste, me alegra el alma.

Como en un partido de fútbol, los primeros contactos con el albero son de tanteo. Uno se encarga de ir localizando casetas de interés y se va haciedo un croquis mental para poder orientarse, algo que se torna más complicado cuando el alcohol le gana terreno a la sangre en las venas. Conozco a uno que entró el domingo del alumbrado y no salió de la Feria hasta el domingo siguiente porque no encontraba la salida.

La cartera

En la feria nos encontramos con una fauna rica en matices, muy diversa. Hoy me gustaría hablaros del típico gañotero. Esta especie de feriante engloba a todos aquellos que llegan al González Hontoria con 30 euros en la cartera y llegan a su casa de vuelta con un ciego impresionante y con 35 euros en la de Ubrique. Conoce todas las casetas donde hay degustaciones gratis y asiste a todas ellas a la hora y en el momento adecuado. Es muy normal verlos en las típicas fotos de los periódicos en las que salen sin pintar nada. Por ejemplo: en la foto vemos a Fulanito de tal, presidente de la asociación tal y tal; Menganito de tal, hermano mayor de la hermandad de tal; y a el señor del sombrero y el catavino colgado en el cuello (gañotero).

El gañotero no paga nunca nada. Domina magistralmente el arte del valvuleo y el pescueceo. Es un especialista en escabullirse en situaciones donde la integridad de su cartera se ve amenazada. Sufre repentinas ganas de orinar cuando en la mesa o en la barra de una caseta suena la frase «¿Qué se debe aquí?». También es un auténtico especialista en hacer esa pregunta a toro pasado, cuando ya está todo pagado. Asimismo es el típico que dice «Déjame pagar a mí», pero por dentro está deseando que el otro insista y así como que queda bien.

Por cierto, que lo moteros se han ido ya por fin de Jerez. Qué respiro, madre mía. Qué hartura de motos por todos lados. Me alegro por todos los jerezanos que han mejorado su economía gracias a los miles y miles de personas que se han dado cita en la ciudad con motivo del Gran Premio de Motociclismo, pero más me alegro aún por el descanso que supone la marcha de estos señores motorizados que hacen más ruido y son más escandalosos que un sordo con una pandereta.

Se van las motos y dan paso a los caballos, mucho más silenciosos, auque en vez de derramar aceite, los equinos van derramando unas boñigas de impacto que provocan que todo aquel que visite el González Hontoria deba realizar unos 'driblings' que recuerdan al mejor Messi. Del olor a neumático quemado pasamos al del... Bueno, me ahorro los detalles. Eso sí, los servicios de limpieza se encargan de quitar de enmedio todas las boñigas con celeridad tras el paseo de caballos y los problemas de pisar una se minimizan sobremanera. Bien por ellos.

¡Qué bonito el castillo de fuegos artificiales de anoche! El millón de bombillas se encendió y todo el mundo se ha dado por enterado de que el espectáculo de la Feria ya ha empezado. Lo del sábado con los moteros sólo fue un pequeño entremés. Lo bueno empieza ahora y lo mejor de todo es que no ha hecho más que empezar. Ya me he tomado mi Omeprazol de hoy. Ahora toca regarlo. Feliz Feria a todos. Y cuidado con los gañoteros, están en todas partes. Y si van a beber, hágalo con moderación; moderación es un tío genial y muy simpático, gran compañero. Gracias por venir y volved cuando queráis.