Motorada y Feria
Actualizado: GuardarLos comerciantes y los hosteleros -o al menos buena parte de ellos- andan rebotados con eso de que coincidan las fechas de Gran Premio de Motociclismo y Feria del Caballo. Consideran, con razón, que solapar en el tiempo los dos eventos más importantes del calendario local no resulta nada rentable. O, mejor dicho, mucho menos que si se estuviesen separados en el calendario, aunque fuese sólo una semana. La lógica de su argumento es, desde luego, incuestionable.
Los del centro aguardaban con los brazos abiertos a los moteros, pero se han quedado con las ganas. Sus perspectivas se han diluido como un azucarillo. Dicen que por el Circuito ha pasado más gente, pero que se han dejado ver poco por las calles del núcleo histórico. Sin embargo, por Álvaro Domecq, Chapín y el González Hontoria, por ejemplo, bastante más. Muchos por costumbre de años anteriores en los que el centro estuvo blindado, otros porque aseguraban que desconocían que se hubiese abierto, otros porque han preferido aprovechar para visitar la Feria, otros por preferir otras localidades de la provincia... Y más de uno, de dos y de tres consideran que ese blindaje del pasado está pasando factura ahora a Jerez, sobre todo a su casco histórico, y que le costará mucho tiempo levantar cabeza.
Cuentan las malas lenguas que el mosqueo de hosteleros y comerciantes se ha multiplicado porque contaban con el compromiso municipal de que este año no coincidirían ambos eventos y que al final se lo han pasado por el forro. Parece que en su momento la Delegación de Fiestas trató de cumplir lo prometido y evitar que las fechas coincidieran, pero que finalmente no fue posible. Es algo que confirma, en cualquier caso, que en este Ayuntamiento parece que cada uno va a su bola, que hay una persona que es la que siempre decide por su cuenta y, sobre todo, que lo que sufren las consecuencias siempre son los mismos, los ciudadanos. Pero todo esto de quién tiene la culpa y de por qué pasan las cosas, en este caso, le da bastante igual a los afectados.
Eso sí, las cosas como son y al César lo que es del César: la organización, el control y la vigilancia policial han sido un éxito, independientemente de las incidencias puntuales que se hayan producido. Y conviene tener presente que se trata de varios de los aspectos más importantes en un evento de estas características. Manga ancha, pero con control y unos límites mínimos.
Ahora toca disfrutar de la Feria. Por delante, una semana en la que los problemas quedarán aparcados, en la que toca olvidar y brindar, disfrutar, conversar, reencontrase y, por qué no, decirnos cosas que en otro momento posiblemente no nos diríamos. Ya habrá tiempo después para retomarle el pulso a la realidad. E informar de ella, por supuesto.