«Al final vienen los mismos de todos los años, pero no se lo ponen fácil»
Los hosteleros se mostraban ayer optimistas pese a que la llegada de visitantes no se hizo efectiva hasta bien entrada la tarde
JEREZ. Actualizado: GuardarSon las mismas caras desde hace varios años. Y es que hace ya muchas ediciones del Mundial de Motos que a las puertas de La Moderna aparcan un grupo de catalanes, otro de moteros de Lagartera y otro de Badajoz que «se han enganchado a este bar», explica su propietario, Atilano Pacheco. Él notó en la caja el inicio del Gran Premio de Motociclismo, pero «porque los clientes que tenemos son los que vienen todos los años, y eso que no se lo ponen fácil cerrando los accesos al centro como han hecho otras veces».
Esta vez, al menos, la ciudad ha vuelto a estar abierta totalmente, aunque ayer durante toda la mañana y durante las primeras horas de la tarde la presencia de aficionados al motor en el casco histórico era escasa. «Seguramente van a empezar a venir esta noche», auguraba con optimismo Pacheco, aunque también se lamentaba de que «lo de abrir la Feria al mismo tiempo puede perjudicarnos».
En La Boheme, un bar de la plaza Rafael Rivero, al mediodía hubo alrededor de 70 moteros almorzando y su dueño, José Fernández, hizo «una buena caja». Pero no puede evitar hacer la misma crítica que Pacheco y considera que «si la Feria se hubiera retrasado habría habido aún más visitantes, ya que muchos se han tenido que alojar en localidades como Conil porque aquí estaba todo lleno».
Fernández y sus compañeros de los bares de Rafael Rivero se lo han pensado mucho para cargar las neveras, porque «el año pasado apenas se gastó nada», aunque finalmente han decidido arriesgarse.
Los que no tuvieron problemas ayer fueron los bares del entorno de Kapote, en la avenida Álvaro Domecq, o algunos de la avenida de Arcos, como el Rubio, donde todos los años recalan los moteros que llegan desde el Circuito tras ver los entrenamientos. Eso sí, «este año aún hay pocos», apuntaba el encargado, Jesús Ramos, que además añadía que «llegan más cortos de presupuesto, y lo que más hemos servido son bocatas y refrescos».
En La Cubatería, emblemático punto de encuentro de los moteros en el Mamelón, ayer sí hubo ambiente, y eso que el Ayuntamiento no se lo puso fácil y les obligó a quitar una barra que tenían instalada.
Pero la verdadera fiesta, como viene siendo habitual en los últimos años, estuvo en los aledaños del Circuito, donde los aficionados pueden encontrar de todo: comida, puestos, diversión. Salvo duchas.