Brown tropieza con su carácter
«Es un desastre. No deberías haberme puesto delante de esa mujer», protestó El primer ministro se declara «pecador arrepentido» tras recoger un micrófono cómo insultaba a una antigua votante
LONDRES. Actualizado: GuardarGordon Brown logró ayer que sus rivales suspendiesen actos llamativos de su campaña para dejar que el aún primer ministro padeciese las consecuencias del gran interés mediático en su recorrido por Reino Unido: sí, el líder laborista había insultado a una votante de su partido en plena campaña electoral.
La votante se llama Gilian Duffy, tiene 66 años y vive en Rochdale, donde laboristas y liberales disputan el escaño en la última década. Regresaba a su vehículo oficial caminando por el barrio y envuelto en cámaras cuando entabló una conversación con la señora Duffy, que le dijo nada más comenzarla que está avergonzada de votar a los laboristas como habían hecho su familia y ella siempre. Era parte de la nueva estrategia.
En los primeros días Brown pronunciaba discursos ante audiencias formadas por miembros del Partido Laborista. El líder supremo era protegido y agasajado por los suyos mientras el porcentaje de posibles votos caía en los sondeos. Algún comentarista había mostrado su asombro por el tránsito del primer ministro como si fuese la princesa Ana.
En la sala de mando de la campaña laborista se decidió el pasado fin de semana que tendría que ver más especímenes del pueblo llano. En las primeras horas la nueva estrategia ya sufrió un contratiempo cuando un transeúnte se acercó al primer ministro y le dijo que parecía agotado y que si lo estaba por qué quería seguir.
Brown tiene la estampa de un hombre agotado y la locuacidad de quien ya no escucha. La señora Duffy enunció brevemente sus preocupaciones (los impuestos, el abuso de la seguridad social por algunos, la deuda...) en lo que era el avance de la apisonadora dialéctica del laborista.
Cansancio
Su tono de voz revela cansancio y su discurso agota. A la jubilada de Rochdale le recitó el programa del partido. Estaban filmando las cámaras y Brown tenía un micrófono de la televisión Sky News durante la conversación. Al encontrarse con una persona ordinaria, el candidato la utilizó como un trampolín para emitir su discurso político a los medios.
Duffy dijo: «Ahora no puedes decir nada sobre los inmigrantes porque van a decir que eres... Todos esos europeos del este que están llegando, ¿de dónde vienen?» Brown repuso: «Viene un millón de personas de Europa pero un millón de británicos ha ido a Europa. ¿Sabe que hay muchos británicos que residen en Europa también?»
Se despidieron cordialmente, el primer ministro entró en el coche oficial y allí charló con su asistente sin advertir que aún llevaba el micrófono inalámbrico de Sky News, que captó sus comentarios calificando el encuentro con la mujer de «desastre» desde el punto de vista de la campaña y a Gilian Duffy de «fanática». En su siguiente parada, en un estudio de radio de la BBC, escuchó lo que le habían grabado. Pidió «una profusión de disculpas» a Duffy, que ya se quejaba de lo que le decían que había dicho Gordon Brown asegurando que ya no votará laborista.
El primer ministro regresó finalmente al lugar del crimen, visitó a su ex votante en su casa, le pidió disculpas durante una conversación de cuarenta minutos y salió de allí diciendo que había cometido un error, que no había entendido lo que dijo Duffy y declarándose un «pecador arrepentido».
Los medios analizaban durante la tarde de ayer si el episodio revela la doble personalidad del líder, hombre de presunta eficiencia en la gestión de complejos asuntos económicos mundiales pero que tira teléfonos contra la pared en la intimidad de su cetro. Y mientras se debatían esas cosas los partidos rivales callaban para que el eco del desastre acompañe al candidato perpetuamente agotado, el primer ministro Gordon Brown.