La Bahía hace acopio de barriles y llena las neveras para hacer caja con las motos
Los hosteleros arrancan hoy una campaña intensiva de ventas con el temor de que el descenso de moteros trunque sus expectativas
EL PUERTO. Actualizado: Guardar«El motero empieza a gastar dinero desde que sale de casa y no para hasta que regresa». Bien lo saben los hosteleros de Valdelagrana, que llevan semanas almacenando bebidas y alimentos en sus negocios. El tiempo acompaña y a pesar de que en este enclave de la Bahía, uno de los territorios moteros por excelencia, vienen notando un sensible descenso tanto en la afluencia de visitantes como en el volumen de ventas desde hace tres años, no por ello los comerciantes dejan de frotarse las manos. El invierno ha sido muy duro y cada cual en su trinchera, espera al motero con los brazos abiertos.
«Yo les he buscado el alquiler a unos chicos, clientes míos. Y ya tengo varias reservas para la cena de esta noche». Javier Román, del bar Fórum, no nota el cambio del que otros sí se hacen eco.
«Arrasan con todo»
«Lo que sí veo es que el Ayuntamiento cada vez pone más impedimentos, con las vallas, los badenes. Todo debe estar en su justa medida porque nosotros queremos que los moteros se vayan con un buen sabor de boca y que regresen».
José Manuel González, propietario de El Punto, es todo un veterano en estas lides. «Los moteros son un público que arrasa con todas las viandas: marisco, hamburguesas, perritos, raciones, bocadillos... Y la mayoría comen de carta, nada de menús. Al menos los que vienen a Valdelagrana no escatiman en nada». Una mesa de cuatro personas suele dejar 120 euros como media. Opinión bien distinta es la de José Pinedo, del bar El 7. «Esta es mi cuarta Motorada y cada año he notado el descenso en los beneficios. El año pasado sumé entre un 30 y un 40% menos. Teniendo en cuenta cómo ha sido el invierno... y además coincide con la Feria de Jerez. Quizá eso arrastre a mucha gente allí».
«Tiran mucho del súper»
Para Juan Antonio García, del bar Juan Antonio, la situación es similar. «Soy pesimista. El año pasado hice un 20% menos. Había mucha gente, pero también muchas litronas en la calle. La gente tiraba del supermercado. Y creo que este año va a bajar más». Para este hostelero, las medidas de seguridad no son un impedimento. «Porque a los que son civilizados no les molesta. Y aquí no queremos gamberrismo».
Un breve muestreo en la Ribera del Marisco arroja conclusiones desalentadoras. Desde el bar Er Beti y Casa Luis aseguraron que anoche apenas se veían moteros. «Y otros años era normal que ya estuvieran por aquí». Mala señal para estos hosteleros que no obstante están bien preparados para la ola de clientes. En cuanto a la seguridad, desde Casa Luis consideraron que el «blindaje» del centro perjudica «mucho» a los negocios.