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La fiebre del oro inunda la provincia

Las tiendas que compran este material pagan entre 10 y 14 euros por gramo; La mala situación económica obliga a algunas familias a vender sus joyas más preciadas para obtener dinero al instante

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La fiebre del oro ha inundado, como ha hecho en media España, las principales calles de la provincia. En pleno siglo XXI, y con una crisis económica que asfixia a varias generaciones por igual, los establecimientos aglutinados bajo la denominación Compro Oro, han proliferado de forma importante.

No hay números oficiales. Resulta difícil encontrar quien quiera hablar abiertamente de sus beneficios. Y tampoco las organizaciones de consumidores y usuarios disponen de estadísticas fiables de estos comercios.

Pese a esta aparente discreción, en localidades como Cádiz, Chiclana, El Puerto, Sanlúcar o Jerez las tiendas se cuentan a decenas. Quien lo desee también puede encontrar establecimientos de esta índole por Internet.

Bajo nombres comerciales como Oro Cádiz, Compra-Venta-Oro o Gold Sale, los empresarios hacen su particular agosto. «Nosotros somos una empresa provincial», explica Roberto, gerente de Oro Cádiz, que presume de legalidad y transparencia en las transacciones que realiza.

La forma de operar de este tipo de establecimientos, buena parte de ellos franquiciados y otros tantos dependientes de joyerías tradicionales, es similar. Una oficina amplia, decorada de forma minimalista, y una dependienta tras un cristal de seguridad, recibe a los clientes.

Jóvenes que aparcan su ciclomotor en la puerta, y que intentan cambiar alguna joya de «dudosa procedencia», comparten la cola con señoras de avanzada edad que llegan para desprenderse de alhajas antiguas; pero sobre todo abunda la gente normal, de clase media, que se está viendo obligada a vender pendientes, anillos, cadenas o pulseras de oro «para salir adelante, pagar las letras del coche o, sencillamente, comer».

Los precios

En estos locales de compra-venta el importe obtenido suele oscilar entre los 10 y los 14 euros por gramo de oro. Lo más preciado suele ser el oro puro (de 24 quilates), que sólo se encuentra en monedas antiguas o piezas de gran valor. El material áureo más habitual es el de 18 quilates (compuesto por un 75% oro y un 25% de otro metal), y comienza a extenderse el empleo del oro de 14 quilates con el objetivo de abaratar el coste de las piezas.

La cuantía económica final que se ofrece al cliente en estas tiendas depende de varios factores, fundamentalmente del peso, la calidad y el estado del producto. Ahí están los márgenes de beneficios. Normalmente, el cliente que llega a un local de este tipo «lo hace porque necesita el dinero, y busca metálico». Así lo explica Oliva, encargada de un establecimiento situado en el centro de Chiclana.

En más de una ocasión desde estos locales se ha tenido que avisar a la policía (a veces son visitas rutinarias las que realizan los agentes), para avalar la procedencia de alguna pieza. En los comercios serios, lo habitual es que para poder realizar la venta de oro haya que identificarse. «Nosotros pedimos fotocopia del DNI y un teléfono», explican. Además, y para evitar la picaresca, todo el material adquirido por estas tiendas debe permanecer en depósito un mínimo de catorce días.

Una vez transcurrido ese plazo, el depósito del establecimiento se revende a empresas que destinan el oro a fundición. Este material, denominado en el argot del sector «oro chatarra», será convertido en lingotes o reutilizado en la industria joyera, pero a precios muy superiores.