AHÍ QUEÓ

Escribo estas líneas a modo de petición. El hecho de mi sustitución no debe de empañar la clase de costaleros nobles que tiene mi Hermandad. No pongo en duda el cariño y la devoción que tenéis a nuestro Cristo, y ahora, Él y yo, necesitamos que lo mostréis más que nunca.

Os pido, una vez más, que demostréis que somos esa Cuadrilla de Arte que nació hace treinta y dos años y que, a lo largo de ellos, ha llevado a gala ser costaleros de la Coronación; os animo a seguir 'roneando' de Hermandad.

Las cosas son como son. No podemos forzar no sé qué situación, y todos comprenderéis lo que quiero decir con esto.

He tenido la fortuna y la dicha personal de ir como capataz pudiendo mirar a los ojos de todos mis costaleros y hermanos, sin tener que bajar la mirada a nada ni a nadie. ¡De frente como los buenos toreros!

Para ponerse delante del Señor hay que andar de frente, sin miedo a mirarle a los ojos, y decirle «¡aquí estoy, yo 'Pare' mío, porque Tú así lo has 'querío '! No necesito de un martillo a toda costa y que, luego, no suene a Verdad.

No he dejado de recibir apoyo y cariño por parte de mi familia, de mis costaleros, de mis hermanos, de nuestro barrio, y de muchas personas del mundo cofrade cuyo aprecio y estima desconocía.

No sabía que, con la cantidad de defectos que tengo, iba a recibir tantas y tantas muestra de cariño, hasta sentirme desbordado.

Como bien me dijo mi Hermano Mayor: «En todas las hermandades se ponen y se quitan a los capataces y ¡no pasa 'ná'!». En la nuestra no podrá ser de otra manera.

Yo estoy enamorado de mi Hermandad, de mis costaleros y de mis hermanos, incluso de los que no me quieren.

Y allá por donde me cruce con alguno de vosotros, me saldrá del corazón eso de: «¡Qué buenos costaleros somos! ¿Somos o 'semos'?»

Doy gracias a Cristo Coronado de Espinas por todos estos años tan cerca de su Imagen y gracias a todos por vuestro apoyo; y, mirad por dónde, os puedo desear ¡Feliz Feria!