«Ya no me lo quitan de las manos»
JEREZ Actualizado: Guardar«Lo que estaba a diez euros, ahora te lo dejo a ocho, a ocho». «Ni Blanco, ni Zara, aquí las mejores ofertas». «Me vuelvo loco Mari, que me vuelvo loco. Llévate una camisa por 15 euros y dos por 20, que buena oferta». El entrar en un mercadillo es hacerlo en el mundo de los reclamos. Cada vendedor grita unas ofertas que a consecuencia de la crisis se acentúan. El ingenio, el arte y la gracia se mezclan para atraer a los clientes, labor que cada día cuesta más.
Las ofertas cambian según el momento y las mejores se dejan para el final, en busca de volver a meter en el camión el menor género posible. Los consumidores lo ponen difícil porque o buscan cosas muy concretas o una buena ganga y no se dejan impresionar los precios. Quizás por ello en sus gritos buscan llamar la atención del cliente para luego pelear el precio. «Con estos pantalones sedujo la Victoria al Beckham, venga niña pruébatelo».
Miran, tocan, preguntan y regatean. Es el trámite no escrito que se debe realizar para comprar, el problema es que ahora los clientes bajan más los precios o se inventan sus propias ofertas. «Le dije que le compraba la rebeca si la falda me la dejaba cinco euros más barata. Aceptó pero me mostré indecisa y al final me lo dejó más barato todavía, así que me lo llevé», es la táctica que ha desarrollado Eugenia Salado y con la que cada vez tiene más éxito para desesperación de los vendedores. «Hay que ir hasta el último puesto porque lo en un lado te vale seis euros en otro tres y si no siempre está el inventarte que lo has visto más barato para ver si lo bajan», argumenta Carmen Pérez, otra asidua que no suele faltar ni un lunes.
El caso es que las tornas han cambiado y los consumidores gana peso en la negociación. «Uno no sabe qué hacer para vender y al final se improvisa. Pero, lo cierto es que la cosa está muy mal», corrobora José Núñez en su puesto de textil.
Lo cierto es que el «me lo quitan de las manos» está desapareciendo debido a que ha surgido un tipo de cliente más feroz que no duda en regatear.