Pacheco presta su voz a Quijano e inaugura la semana de las letras
El poeta mexicano abre la lectura ininterrumpida del Quijote un día antes de recibir el Cervantes
MADRID. Actualizado: GuardarEn un lugar de la Mancha llamado Madrid, no ha mucho que un poeta cuyo nombre se recordará largo tiempo prestó su voz al hidalgo de la lanza, la adarga el rocín flaco y el galgo corredor.
El poeta José Emilio Pacheco posó su voz sobre la palabra del hidalgo Alonso Quijano. Armado de su bastón, sus gafas de miope y su mejor voluntad, leyó Pacheco con su suave deje mexicano el arranque de la universal obra de Miguel De Cervantes Saavedra. Tras él, y con desigual acierto, lo hicieron vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y los ministros de Exteriores, Justicia y Cultura. Era el inicio de la gran fiesta de las letras españolas, que durante una semana, y en especial durante estas 48 horas, celebra con una catarata de actos el genio de su autor más universal, la pervivencia del libro y el placer de la lectura. Pacheco arrancó esta lectura ya tradicional del Quijote justo a 24 horas del acto central de esta gran fiesta de nuestro idioma y del libro. Será hoy, en el Paraninfo de la centenaria Universidad de Alcalá de Henares, donde, como cada 23 de abril, el Rey hará entrega del premio mayor de nuestras letras, dotado con 90.000 euros.
Lo recibe José Emilio Pacheco, el cuarto autor mexicano distinguido con este galardón que antes recayó en Octavio Paz, Carlos Fuentes y Sergio Pitol. Una vez que, ataviado con el preceptivo chaqué, reciba de manos de don Juan Carlos el diploma y la medalla que le acreditan como miembro del selecto 'club cervantes', subirá Pacheco al estrado por el que en la últimas tres décadas han desfilado la flor y nata de nuestras letras, de Delibes a Cela, pasando por María Zambrano, Antonio Buero Vallejo, Francisco Ayala, Juan Marsé, Vargas Llosa, Gonzalo Rojas, Jose Hierro, Umbral o Sánchez Ferlosio. Los poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas, en definitiva, que han engrandecido la lengua milenaria que Miguel de Cervantes contribuyó a hacer universal.
Apenas develó Pacheco que en su «discursito» evocará su primera aproximación a las andanzas del ingenioso hidalgo manchego, «que fue oral antes que leída», según explicó. «Es la primera vez que leo en público el Quijote , que, como contaré en Alcalá, escuché por primera vez en mi infancia antes de leerlo.
Fue en una versión para niños del gran poeta Salvador Novo». «Es muy emocionante escucharlo de nuevo en las voces de tanta gente, para comprobar de nuevo que una de sus grandes virtudes es que no tiene un único sentido». «Es un libro grande, con una capacidad que no tiene ningún otro, con tantos sentidos como lectores. Su capacidad de metamorfosis, de presentase en tantas y tantas formas, como el cine o el teatro es inagotable. No puedo imaginarme 'Hamlet' o 'Fausto' en cómic, mientras que del Quijote hay versiones fantásticas», destacó Pacheco que se siente «un poco Quijote en imaginar cosas que no existen».
María Teresa Fernández de la Vega sucedió a Pecheco en la lectura, a la que se sumaron un dubitativo ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y sus colegas de Justicia, Francisco Caamaño, y Cultura, Ángeles González-Sinde, más eficaces y competentes lectores.