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UNA UNIVERSIDAD Y CUATRO CAMPUS

CATEDRÁTICO DE DERECHO MERCANTIL Actualizado: Guardar
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La distribución territorial de la Universidad de Cádiz en cuatro campus (Cádiz, Puerto Real, Algeciras y Jerez) deriva de las particulares circunstancias de la provincia donde se ubica y, también, de algunos graves errores del pasado. A muchos nos parece evidente que en el momento decisivo del diseño hubiese sido preferible una apuesta más audaz por la vertebración de nuestra provincia, a través de un modelo de campus único ubicado entre la capital y Puerto Real, que ofreciera al alumno su oferta en un espacio ordenado, bien comunicado y proyectado con la ambición que requiere una amplia visión de futuro. Pero esta propuesta, barajada en su día, no llegó a prosperar, por motivos diversos, muchos de ellos ajenos al interés universitario.

Posiblemente, el motivo principal que explica la inexistencia en Cádiz de un campus único es la cesión a presiones políticas y reivindicaciones localistas de diversos alcaldes que tomaron como un 'casus belli' la instalación en su territorio del mayor número de centros universitarios. Así, en buena medida han sido motivos no académicos los que han acabado determinando el modelo presente, antieconómico y muy difícil de gestionar. Por lo que estamos viendo en los últimos días, aquella propuesta (un pueblo, una facultad), en vez de disiparse, sigue prosperando con el ánimo competitivo que caracteriza este tipo de políticas y conduce a peticiones como la de creación en Villamartín de una cuarta escuela de enfermería (actualmente existen ya tres, en Cádiz, Jerez y Algeciras).

La inclinación por un modelo de campus disperso produce en algunos casos duplicaciones y hasta triplicaciones innecesarias de la oferta académica que hacen desaprovechar los recursos, siempre escasos, que deberían aplicarse más a mejorar la calidad y diversificación de nuestra oferta universitaria. Si el acceso a los estudios universitarios en Cádiz ha de perfeccionarse, la respuesta a las razonables demandas de los habitantes de la provincia más alejados de los centros, como sucede con los vecinos de la Sierra, depende más de una buena organización y planificación (transporte, becas, residencias universitarias, etc.), que de la multiplicación de escuelas y facultades.

Para la ciudad de Cádiz hubiese sido vital contar en sus proximidades con un gran núcleo universitario que sirviese de elemento dinamizador social y económico, pero faltó nervio para sostener una reivindicación que era justa y razonable. Faltó igualmente altura de miras en los gobernantes del Estado y la Comunidad Autónoma en el desempeño y coordinación de sus respectivas competencias y en la valoración realista del peso que tendría para una ciudad como Cádiz su vocación de ciudad de servicios. Sin embargo, hoy ya es ocioso añorar lo que «pudo ser y no fue». El modelo de cuatro campus es un hecho consumado y ahora sólo nos queda sacar lo mejor de él y encarar el reto de considerarlo como una oportunidad crucial para articular una provincia desestructurada, que cuenta ya con muchas instituciones que de una u otra forma han ido adaptándose a estas particularidades y a la existencia de tres focos importantes de población, con aspiraciones propias a las que debe atenderse.

Desde la UCA, la dificultad de esta situación se ha gestionado en la mayoría de las ocasiones con buen sentido y lealtad a la Institución y sus compromisos, haciendo de la necesidad virtud. Así, por ejemplo, se ha tratado de establecer un modelo de campus temático que emplaza en Cádiz las enseñanzas de Humanidades y Ciencias de la Salud. El resultado es una universidad de dimensiones razonables que se esfuerza por optimizar los recursos en un marco muy complicado y por ofrecer a los ciudadanos el mejor servicio que las circunstancias permiten. Treinta años después de su constitución, la universidad de Cádiz merece, en su conjunto, el reconocimiento de una buena calidad de servicio, que permite a muchos alumnos obtener una formación provechosa.

Ahora bien, este logro se perderá si el equilibrio que sostiene el modelo de cuatro campus temáticos se pierde. Ha de buscarse con auténtico sentido de equidad el equilibrio y la proporción entre los tres focos de intereses y población que conviven en la provincia: la Bahía de Cádiz, el Campo de Gibraltar y Jerez y su entorno.

La ciudad de Cádiz no puede renunciar a consolidar y diversificar su oferta académica hasta convertirse en una verdadera «ciudad universitaria», al estilo de Santiago de Compostela o Salamanca. Condiciones no le faltan y quedan interesantes posibilidades de crecimiento sin explotar. Estamos nuevamente ante un momento decisivo para el empuje o el retroceso. Ahora, no mañana, debemos ver a todos los que comparten responsabilidades ante la ciudad de Cádiz HACER todo lo posible por localizar en la ciudad de Cádiz nuevas titulaciones y centros docentes. Y hacer no es sólo pedir. Hace falta trabajo serio y colaboración efectiva. Hace falta la complicidad de la ciudadanía y de todas las instituciones locales, muchas de las cuales se inhiben haciendo gala de una miopía gravosa. El Ayuntamiento de Cádiz, por ejemplo, tendría que hacer más y sopesar con mayor exigencia su presencia y dedicación institucional. No todo puede girar en nuestra ciudad alrededor del Carnaval.

En la realidad de hoy, Cádiz puede y debe abrirse al proyecto de ciudad universitaria. Estoy seguro de que la UCA será sensible a las propuestas razonadas y sensatas que en este sentido se formulen. Todos, instituciones y ciudadanos, estamos llamados a considerar los errores del pasado y a rentabilizar su lección trabajando hoy por esta empresa de futuro.