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Europa despeja su espacio aéreo
Está previsto que desde hoy todos los vuelos programados operen con total normalidad
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl tráfico aéreo europeo continuó ayer su proceso de normalización que en el transcurso de la jornada alcanzó a las tres cuartas partes de los vuelos programados, es decir, 22.500 de los 28.000 habituales o el 80% del total, según anunciaba Eurocontrol mediada la tarde. Todo el espacio aéreo por encima de los 20.000 pies (6.000 metros) estaba disponible y por debajo de este sólo se observaban algunas restricciones en el sur de Suecia y en Helsinki (Finlandia), que por la tarde quedaban circunscritas a los aeropuertos de este último país y al norte de Escocia. Eurocontrol preveía el progresivo levantamiento de esas últimas limitaciones a lo largo de la jornada.
Las gráficas de concentración de polvo volcánico difundidas por la agencia europea mostraban a primeras horas de la mañana un área afectada al sudeste de Islandia, sobre el Atlántico, que finalizaba sobre el océano a medio camino de Reino Unido. Los modelos matemáticos de dispersión de contaminantes utilizados por el Centro de control de cenizas volcánicas de Reino Unido definían para primeras horas áreas potencialmente afectadas en el nivel de vuelo 200 (6.000 metros) en el noreste continental y, sobre todo, encima del Atlántico hasta Terranova. Y las previsiones para la jornada anticipaban la desaparición de la nube sobre el continente europeo y su desplazamiento general hacia el Atlántico. El peligro parecía definitivamente conjurado y Eurocontrol anticipaba para hoy el retorno a la normalidad en los cielos y aeropuertos de Europa.
Las secuelas de la interrupción de la actividad aérea tardarán sin embargo varios días en ser absorbidas por el sistema, hasta tanto los aún miles de pasajeros que permanecen dispersos por los aeropuertos no terminen alcanzando sus destinos.
Rechazo comunitario
En Bruselas, ayer, la Comisión Europea insistió en su falta de competencias para afrontar situaciones como la creada por la erupción del volcán Eyjfjalla. Los Estados miembros se han negado reiteradamente a hacer común las competencias de control del tráfico aéreo por razones de seguridad, de soberanía o por ambas, que permanecen confiadas al marco de decisión nacional.
Y así van a continuar cuando, en 2012, entre en vigor una nueva fase -la segunda- del denominado inadecuadamente cielo único europeo, en virtud de los acuerdos adoptados en 2009. La nueva fase de ese 'cielo único' no prevé cesión alguna de las capacidades de ATM (Air Traffic Management), de las que son celosos guardianes los Estados miembros y sus respectivos colectivos profesionales (los controladores). Sí prevé una racionalización del espacio aéreo mediante la designación de rutas a escala de la UE para favorecer el tráfico de los aviones y reducir costos, y otras mejoras de coordinación (asignación de radio frecuencias y códigos radar para los transpondedores de identificación o la normalización de las tecnologías de control de tráfico aéreo). Habrá un gestor para la red, pero no podrá imponer sus criterios a los controladores nacionales. Sí podrá definir objetivos de eficacia a materializar en horizontes temporales concretos.
Pero si bien el cielo europeo va a seguir gestionado a escala nacional, lo que parece fuera de toda duda es que los procedimientos seguidos para hacer frente a situaciones como la última erupción volcánica islandesa, largamente basados en modelos teóricos, deben verse complementados con métodos de comprobación empírica del estado real de cosas. Los 1.260 millones de euros que las compañías aéreas dicen haber perdido con la anulación de 100.000 vuelos, los trastornos de toda índole padecidos por millones de pasajeros y el descalabro sufrido por la economía del continente constituyen una interpelación de primer orden.