«Es miserable que nos llamen 'los de la zeja'»
«Espero que el desprecio al cine español no se herede», dice la protagonista de 'El dios de madera' Marisa Paredes Actriz
Actualizado: GuardarMarisa Paredes (Madrid, 1946) despierta a la vida gracias a un emigrante negro en 'El dios de madera', la segunda película del escritor Vicente Molina Foix, que ayer no contagió en Málaga la pasión de sus protagonistas. La actriz acaba de recibir en París, entre otros homenajes, la Medalla de la Ciudad.
- El filme muestra una España mestiza.
- El mestizaje es nuestro pasado, presente y futuro. No podemos escapar de él, porque es enriquecedor. Claro que sé que la emigración conlleva problemas económicos, educativos y de derechos humanos. Por esos mismos problemas muchos la consideran algo peligroso, y es ridículo, porque todos somos mezcla. A veces, me encuentro con algún taxista que se queja de que el país se ha llenado de gente que nos va a quitar el trabajo. Pero cuando llegaron estábamos encantados, porque hacían lo que nadie quería. Se les acepta si sirven, como han hecho algunos empresarios que explotaban a ilegales. Hay que luchar contra esa hipocresía y darles las posibilidades para que puedan vivir honradamente.
- ¿Qué es el racismo?
- La negación de uno mismo. Sentir rechazo hacia otro que no es de su propio mundo. Y miedo hacia uno mismo. Tiene que ver con lo que llevas dentro: si fuéramos generosos y estuviéramos dispuestos a sentir, a respirar el mismo aire que otros, no existiría el racismo. ¿Por qué sentir miedo de alguien que es como tú?
- No estamos acostumbrados a verla de dependienta.
- Interpreto a una mujer convencional a la que se le mueve el piso cuando llega este hombre de otra raza y religión. Descubre sentimientos dormidos, reprimidos, que tenía encerrados bajo llave. Este papel me ha dado la oportunidad de quitarme del mundo del glamour, que ya me tiene un poco cansada.
- ¿Cuándo se siente diva?
- Yo he pasado a ser diva con mis personajes. Becky del Páramo en 'Tacones lejanos', Uma Rojo en 'Todo sobre mi madre', 'Sonata de otoño' en teatro... Doy esa imagen, excepto para mi generación, que veía los 'Estudios 1' televisivos. Para ellos soy una actriz, peor o mejor, pero una actriz. Me han dicho que si metes mi nombre en Internet, lo primero que aparece es 'la diva por excelencia del cine español'. Yo no iba para diva, sino para actriz. Pero nunca me ven fregando suelos.
La hija de la portera
- ¿Qué piensa cuando pasea por la Plaza de Santa Ana en Madrid, donde aquella hija de una portera contemplaba con envidia a los actores entrar y salir del Teatro Real?
- Hago un 'flashback' y me veo soñando en aquella portería. Miro el teatro y me enorgullezco de lo que he conseguido. Y me despierto con horror al ver qué ha hecho el Ayuntamiento con la plaza. Han quitado los árboles y plantado unos cubos de piedra sin respaldo, para que no duerman los sin techo. Ya no es mi plaza.
- El mes pasado, París le concedió la Medalla de la Ciudad. ¿Le hubiera gustado ser francesa?
- Desde luego en esas cosas, sí. No en que me pongan medallas, que es pura vanidad, sino en el reconocimiento y el valor que le dan a la cultura, a la educación y al respeto. Quien hable del chovinismo de los franceses no se da cuenta de hasta qué punto puede llegar a ser un valor. Pensar que lo que tienes es muy bueno. Tú abres un periódico en París y te encuentras con exposiciones maravillosas, películas en lo más alto de la taquilla... Sólo por eso me gustaría ser francesa.
- ¿El público español ha dejado de querer a sus actores?
- No. Los medios tienen gran responsabilidad porque dan una importancia exagerada al tema. Yo no palpo animadversión en la calle. Siento respeto.
- ¿Incluso cuando les llaman «titiriteros» y «los de la zeja»?
- Esa demonización me parece terrorífica. Sólo un país, cuando determinada gente llega a un punto miserable, demoniza a una parte de la cultura en contacto directo con el público para explicar algo que no es real. No vivimos de las subvenciones, eso es mentira. Nosotros salimos a decir no a la guerra de Irak, como muchísima otra gente. ¿Por qué merece que nos descalifiquen? Nos ha hecho mucho daño. Soy demócrata, pero alguien que ataca así no tiene perdón, sólo por haber tenido una actitud contestataria... Me parece muy bien que alguien pueda decir que no ve cine español. Pero que no lo haga porque somos unos lameculos de Zapatero. Y se pierde muchas cosas, porque el cine español cada vez está mejor. Espero que ese desprecio no se herede.
- ¿Qué piensa cada mañana al verse en el espejo?
- Depende del día. Hoy estoy con cara de lerda, como diría Almodóvar, hoy me siento mona... Pero siempre pienso: 'Has hecho bastante de lo que has querido, no te quejes'.