Un niño duerme de pie sobre su equipaje mientras espera en el aeropuerto japonés de Narita. :: AFP
MUNDO

Europa se acerca a la normalidad aérea

Eurocontrol sólo mantiene cerradas al tráfico tres zonas del Atlántico que no incluyen a ningún aeropuerto

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Los cielos europeos comenzaron a primeras horas de ayer un lento retorno a la normalidad, que requerirá aún varios días para ser plena. Eurocontrol, responsable de la gestión de flujos aéreos, comunicó que esperaba para la jornada unos 13.000 vuelos frente a los 27.508 de hace una semana. Las cifras muestran que, en términos generales, las secuelas de las cenizas volcánicas se hacían sentir todavía sobre la mitad del tráfico continental habitual.

No existe una estimación exacta del momento en el que las operaciones recuperarán la plena normalidad. Aun cuando las restricciones al tráfico aéreo desaparezcan totalmente -lo que ayer no era todavía el caso-, las compañías aéreas deberán ajustar sus actividades, lo que entraña reposicionamiento de aviones y de tripulaciones. La cocina interna de las aerolíneas es compleja y tiene sus propios ritmos.

Tras la decisión de los ministros de Transportes el lunes, la mayor parte del espacio aéreo europeo fue abierto al tráfico aéreo a las 08.00 -hora española-. El llamado inferior -por debajo de los 20.000 pies (6.000 metros)- observaba restricciones -no se prestaba asistencia de control aéreo a los vuelos civiles o el que se daba era muy limitado- en el noroeste europeo, sobre Dinamarca, Estonia, Finlandia, el norte de Francia y de Italia, Letonia, Eslovenia, Eslovaquia, Ucrania y Reino Unido. Por encima de ese nivel de 20.000 pies no había limitaciones de ningún género.

Las áreas totalmente prohibidas al tráfico aéreo se situaban en el noroeste de Reino Unido entre Escocia e Islandia, al oeste de Irlanda y al sur de Groenlandia, según mapas difundidos por Eurocontrol, en los que se detallaban las principales zonas de concentración de polvo volcánico. Las tres cuartas partes del territorio continental se encontraban plenamente operativas y ningún aeropuerto caía en la zona de prohibición de vuelos.

La jornada registró las réplicas de responsables comunitarios a las críticas formuladas la víspera por las compañías aéreas, que atribuían a los gobiernos falta de coordinación y de dirección en la adopción de decisiones, además de una aplicación excesivamente rigurosa del principio de precaución. Quien primero se explayaba era José Manuel Durao Barroso ante la Eurocámara. El presidente comunitario rechazaba las demandas de las aerolíneas, que reclamaban fondos europeos para ayudarles a afrontar las pérdidas de estos días. El presupuesto de la UE, decía, alcanza al 1% de la Renta Nacional Bruta de la UE, frente al 99% restante que gestionan los propios estados miembros, y las instituciones comunitarias carecen de competencias en el área de la navegación aérea civil. Son los estados los que autorizan o deniegan el vuelo.

El comisario Siim Kallas, responsable de la cartera de Transportes, rechazaba igualmente que los ejecutivos tardaran demasiado en coordinar sus actuaciones. «En Europa, este género de decisiones las adoptan los expertos y los organismos independientes; no hay actuaciones arbitrarias».

Acusaciones a España

El secretario de Estado español para la UE, Diego López Garrido, rechazó asimismo imputaciones gubernamentales francesas de mala gestión de la crisis por parte de la presidencia española de la UE. Dijo que el Consejo de Transportes no tardó cinco días en dar respuestas a la crisis sino veinticuatro horas, una vez se tuvieron los datos de los vuelos de exploración efectuados por varias compañías aéreas.

En la Eurocámara, donde sólo la mitad de los eurodiputados pudo llegar al plenario que se celebraba en Estrasburgo por los problemas de transporte aéreo, las opiniones estaban divididas. Había quienes consideraban acertadas las prevenciones adoptadas por los socios de la UE, en aplicación estricta del principio de precaución, y quienes estimaban que se había ido demasiado lejos en el ejercicio del veto aéreo porque los riesgos no estaban suficientemente documentados. El debate, en cualquier caso, justifica las pretensiones comunitarias de mejorar la gestión del 'cielo único' europeo, para lo que existen ya propuestas sobre la mesa.