Esta cajera de Ikea tuvo el honor de atender al consumidor número uno, antes de las diez de la mañana. :: JAVIER FERNÁNDEZ
Jerez

Un parado que quiso trabajar en la tienda, el primer comprador

Francisco Ghersi, un joven de San Fernando de 28 años, fue ayer el más rápido en recorrer las instalaciones y pasar por la caja

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Los primeros clientes en pasar por caja también tuvieron ayer su premio, aunque no en metálico ni mediante un cheque regalo. En su caso, era algo más inmaterial: la recompensa de obtener el producto deseado durante largo tiempo, visto a través de catálogo o en los establecimientos de otras localidades cercanas.

La posibilidad de participar en una compra interactiva y unirse a la fiebre de millones de personas en todo el mundo supone también una experiencia única que no quisieron perderse.

Así, mientras las autoridades recorrían las instalaciones de Ikea ayer de una punta otra, algunos ciudadanos llegaban al final del trayecto. Mira, apunta, recoge... y compra. Es exactamente lo que hizo Francisco Ghersi minutos antes de las diez de la mañana. Procedente de San Fernando al igual que el primer cliente, se ha convertido en el comprador número uno.

Este isleño de 28 años hizo una compra pequeña, de 6,49 euros, aunque ya tendrá tiempo para llevarse más mercancía en el futuro: «He cogido algunos llaveros y piezas para hacer figuritas para niños, porque me gustan», señalaba.

Francisco ya había estado en el establecimiento de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) varias veces, con lo cual no es ningún novato. Además, como se encuentra en paro, llegó a echar el currículum para la tienda jerezana, «pero no hubo suerte».

No ha entrado a formar parte de la selecta plantilla de 301 personas de la multinacional en Jerez. Algo que tampoco era fácil, teniendo en cuenta que había más de 50.000 aspirantes a ocupar los puestos vacantes de la tienda.

La segunda en hacer caja fue una jerezana de 27 años, Rocío Sánchez: «Me llevo una lámpara para la estantería y otros artículos por valor de 37 euros».

Una compra algo más cara que la de su predecesor, aunque en su caso también tendrá tiempo más adelante de incrementar su inventario de artículos de Ikea.

Mucho sueño

Miguel Ángel Cuéllar y su novia, María del Carmen Flores, forman una pareja que con «un poco de sueño» se iba aproximando a la salida. Normal, teniendo en cuenta que fueron de los más madrugadores.

«Hemos sido los clientes 14 y 15 y nos han hecho el paseíto», señalaba orgulloso Miguel Ángel. «Si lo llego a saber -señalaba entre bromas- me quedo en la cama».

Tanto él como su novia están de vacaciones. Ella también admitía haber pasado «mucha vergüenza», aunque nunca olvidarán este acto tan divertido.