LA TRAGEDIA DE HAITÍ
COMANDANTE DE CABALLERÍA, ABOGADO Y ECONOMISTA Actualizado: GuardarOtra vez un desgraciado accidente, en esta ocasión, de un viejo Augusta Bell 212, ha costado la vida a tres oficiales y un cabo, todos de la Armada, quienes fallecieron en acto de servicio en la misión humanitaria de Haití, derivada del devastador terremoto del 13 de enero, que redujo a escombros su capital, Puerto Príncipe, en apenas 35 segundos. Haití fue la primera republica independiente del nuevo mundo tras los EE UU, y en su tiempo, la colonia más rica de todas cuantas existían en los albores del siglo XIX. El orgullo de Francia. La envidia del resto de naciones colonizadoras. Antes de la Independencia, en Haití se contabilizaban grandes explotaciones de azúcar, índigo, algodón, café, cuero, melaza, coco y ron. No solo era cantidad, sino también calidad.
Dos siglos mas tarde, la realidad no puede ser más desoladora. Haití es el país mas pobre de América, y uno de los más menesterosos del mundo. Haití en la actualidad no produce nada, y nada exporta. Las últimas maquilas se cerraron hace 20 años, y el escaso turismo huyó hace tiempo. Haití vive de las remesas de sus numerosos emigrantes y de las ayudas internacionales. Su renta per capita anual es la décima parte de la de los países centro y sudamericanos. La esperanza de vida es de 56 años, mientras que la de sus vecinos es de 72. La tasa de crecimiento demográfico es del 4,8, doble que en Hispanoamérica. Si en algún país resultan ciertos los temores de Robert Malthus, es en Haití. Haití lleva prácticamente cuarenta años sin crecimiento económico, acumulando un promedio anual de -1,6%. No hay infraestructuras, la agricultura no existe como una actividad económica comercial, ni sectores de servicios, las industrias son pequeñas y primarias. La cultura bajísima, y la corrupción altísima. El desempleo es del 66%. El 80% de la población vive en la extrema pobreza. En muchos barrios se sobrevive con menos de un dólar diario. El analfabetismo alcanza el 55%, uno de cada cinco niños no puede acceder a la educación secundaria, uno de cada cuatro no ha recibido las vacunas esenciales y uno de cada tres sufre desnutrición. Antes del seísmo se calculaba que vivían en la calle mas de 250.000 haitianos, los afortunados que tenían viviendas, en realidad eran casuchas o chabolas donde familias enteras vivían hacinadas en una pequeña habitación en condiciones miserables, sin alimentos, vestidos, higiene, agua o la mas mínima intimidad. La desesperación de las mujeres humildes es desgarrante, hay estudios que calculan que hasta el 40% de ellas sufren abusos y violencia sexual. Hay más de 300.000 contagiados de Sida. Los niños y adolescentes se agrupan en bandas delictivas, convirtiendo Haití en un país donde los atracos y asesinatos son frecuentes. La policía y el ejército, simplemente no existen. La estabilidad política es desconocida en Haití. La cosa viene de lejos: entre 1843 y 1915 fueron asesinados 21 presidentes de 22, y en los últimos 24 años ha habido 18 presidentes de hecho o de derecho. En 2004 la ONU determinó que la situación en Haití, a la vista de las violaciones generalizadas de los derechos humanos, constituía una amenaza a la paz y la seguridad, e instó al Gobierno a que adoptara todas las medidas necesarias para poner fin a la impunidad y el establecimiento de un Estado de Derecho. El Consejo de Seguridad, en su resolución 1542 de 30 de abril de 2004, decidió establecer la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah), que es la autentica autoridad. La fuerza española en Haití, con el evocador nombre de 'Hispaniola', esta compuesta por 425 miembros, fundamentalmente de la Armada, incluyendo los 192 pertenecientes a la dotación del buque Castilla, 37 de la unidad de helicópteros, un subgrupo táctico de Infantería de Marina con 165 miembros; 22 para el movimiento de embarcaciones buque-playa, y 7 buceadores. Además, el Castilla embarca una unidad sanitaria compuesta por 27 miembros de Sanidad Militar. Para cooperar en la reconstrucción, el buque cuenta con una unidad de zapadores para desescombro y apertura de viales, equipos médicos y una unidad de apoyo logístico de Infantería de Marina capaz de producir agua potable, gracias a dos plantas potabilizadoras. La Unidad de Helicópteros proporciona capacidad logística y apoyo a operaciones sanitarias mediante la aeroevacuación de heridos.
El terremoto es una de las muchas desgracias de Haití en sus dos siglos de historia, que en mi opinión, es su verdadera tragedia. En esta ocasión, la adversidad se ha cebado inmisericordemente. La ayuda internacional es absolutamente necesaria, aun a riesgo de la vida de nuestros mejores servidores públicos, quienes, por cierto, no merecían volar en helicópteros de hace cuarenta años.