Editorial

Ceniza sobre España

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El cierre preventivo de siete aeropuertos del norte de España, a causa de la extensión de la nube de ceniza volcánica que cubre buena parte de Europa en las capas altas de la atmósfera, supone que el problema se traslada ya al tráfico interno, sin que pueda descartarse que acabe afectando en las próximas horas o días al conjunto del país. Como ya viene ocurriendo en otras partes del territorio europeo, el transporte de pasajeros y mercancías en España deberá prescindir, cuando menos parcialmente, de los aviones para emprender viajes por carretera o por tren. Empresas y ciudadanos se verán obligados a mantener su actividad a través de estos últimos medios, con las consiguientes renuncias y retrasos. Un reto ante el que las administraciones competentes deberán emplear esfuerzos extraordinarios, tanto a la hora de prever incrementos de tráfico automovilístico y de demanda en el tránsito ferroviario como en cuanto al pronto restablecimiento de la normalidad aérea en condiciones de máxima seguridad. Se trata de una situación excepcional que, sin alarmas, servirá para poner a prueba las capacidades de una sociedad desarrollada para afrontar los límites del propio desarrollo.