CADENA DE ERRORES
Actualizado: GuardarLa operación se antoja complicada. Se trata de hacer los deberes de toda una temporada en apenas media decena de partidos en Carranza porque los lumbreras de turno abogan porque el Cádiz sume todos los puntos en casa para asegurarse su permanencia. Un objetivo que este año adquiere tintes melodramáticos, si se tiene en cuenta que el falso centenario que se han sacado de la manga los actuales gestores de la entidad está a la vuelta de la esquina. Está resultando -por decirlo de una manera bastante fina y educada- una campaña patética y en la que todas las circunstancias se han aliado para que el club tontee frívolamente con la posibilidad de un nuevo regreso a Segunda B.
Pero esto no es lo más triste del caso, sino que desde las propias oficinas del club han surgido las decisiones que han provocado el actual estado de las cosas. Todo comenzó con la renovación de Javier Gracia en pleno fragor del ascenso; una vez más se pensó que quien servía para conducir un utilitario también lo haría bien a los mandos de una berlina y ahí está la raíz del actual fracaso.
Si a esto unimos que la secretaría técnica está en manos de una persona -Julio Peguero- que se ha mostrado como un negado en cuanto se manifestaron las primeras inclemencias deportivas, se puede entender fácilmente por qué la situación ha ido incluso a peor. Cuando ya el daño estaba hecho, se intentó dar un golpe de efecto con la contratación de Espárrago, pero la necrosis estaba tan avanzada que el uruguayo ha visto como en apenas unas semanas su ganada fama de uno de los mejores técnicos en la historia cadista ha saltado hecha añicos. La guinda del descalabro la pone la llegada de Javier Moyano. Pasan las semanas y su sospechosa aparición siguen sin entenderla ni los más eruditos en la materia ni los más ignorantes. Otro misterio de la madre de todas las torpezas aún por resolver.