Julio Medem estrenará 'Habitación en Roma' el 7 de mayo. :: JOSÉ RAMÓN LADRA 'Habitación en Roma'.
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«Mi hija con Down me cuida como nadie más sabe hacerlo»

Julio Medem Director de cineEl Festival de Málaga, que arranca hoy, rinde homenaje al cineasta con una retrospectiva y estrena su última película, 'Habitación en Roma'

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Julio Medem (San Sebastián, 1958) calcula que en dos años saldará las deudas de 'Caótica Ana'. Los créditos le duelen más que las críticas, que ya se habían ensañado con su persona años atrás a cuenta de 'La pelota vasca'. El Festival de Cine Español de Málaga, que arranca hoy en su 13ª edición, rinde homenaje al director con una retrospectiva y estrena su última cinta, 'Habitación en Roma'. Una historia de amor entre dos mujeres cuyas atrevidas escenas de sexo hace tiempo que circulan por Internet.

-Lo dijo usted hace un año: «Esta es una cinta de encargo que viene a salvarme el tipo. Soy un padre de familia y tengo compromisos financieros».

-Ahora no lo diría así... Después de 'Caótica Ana' quería rodar una película que no me hiciera sufrir mucho y en la que no me jugara el dinero. Calculo que en dos años saldaré las deudas, es como una pequeña condena... En cuanto a las críticas, llega un momento en que ya las espero, muchas son de 'conocidos' y me importan relativamente. Me afectó mucho más quedarme temblando económicamente. Conmigo vive un grupo de personillas.

-Por primera vez ha aceptado un 'remake' (de 'En la cama', del chileno Matías Bize).

-Ya. No me sonaba bien. Una historia sin exteriores ni elipsis, que transcurre en una habitación, con un tono teatral... Encima veo 'En la cama' y la película es buenísima. Pero me apetecía probarme.

-No es una historia de dos lesbianas.

-No. Son dos mujeres que se acaban de conocer, se gustan y pasan la noche en la habitación de un hotel romano. Hasta que la atracción se convierte inesperadamente en amor. El amor es eso, una parte de ti necesita entregarse a otra persona, un gesto que significa un cambio radical de vida.

-Una vive en San Sebastián y la otra en Rusia. Se enseñan sus hogares gracias a Google Earth. ¿Siente envidia de los jóvenes para los que el mundo no tiene fronteras?

-Sí. Mi hijo Peru, que tiene 21 años, está de Erasmus en Génova, estudia tercero de Arquitectura. Y este año lo dedica a viajar. Compra billetes de avión low cost, va a casas de amigos... Qué gozada. Que aproveche su beca y los efectos beneficiosos de viajar. Será mejor persona en el futuro.

-De nuevo su cine vende morbo.

-Sí. Circula por Internet un falso tráiler con imágenes robadas de la primera semana de rodaje. Casi parece que hay sexo explícito, no es en absoluto la película que yo he hecho, una historia de amor. Sé que hay cierta polémica. Me recuerda a 'La pelota vasca', donde se dijeron cosas infundadas antes del estreno, sin haberla visto.

-Nunca ha sido pudoroso en las escenas de sexo.

-Rodarlas es delicado. Tú escribes: 'Echan un polvo'. No describes más, ni siquiera es una expresión bonita. Después pruebas qué funciona.

-'Habitación en Roma' se ha vendido a más de 30 países.

-Sí. Nunca me había pasado. Y antes del estreno. En Cannes ya hubo ofertas. Se verá en Estados Unidos, Canadá, Japón...

«Tengo miedo al PP»

-Tiene 51 años y le hacen una retrospectiva. ¿Se ha hecho mayor?

-Para mí significa la mitad de carrera. Llevo 19 años en esto, desde 'Vacas'. A los 15 ya rodaba cortos. Después de momentos muy jodidos siento que estoy en un momento de cambio hacia arriba, hacia proyectos más ambiciosos. En esta profesión dejas cosas en cada película y te vas transformando. Es como la montaña, que para subir te la tienes que inventar. Y cuando estás arriba descubres que existe. Una película es lo mismo, la haces y te quedas para siempre un poco allí arriba.

-Dentro de esos momentos difíciles estará el estreno en el festival de San Sebastián de 'La pelota vasca', justo el mismo día en el que nació su hija Ana.

-La magia del destino; bueno, y de mi chica. Ese día fue precioso, recibí una ovación en el Kursaal que me ayudó muchísimo. Después vino un año en el que lo pasé fatal. Aquello me persiguió, hasta elegían mis gestos más feos para las fotos de portada. La manifestación a la puerta de los Goya llamándome asesino, la ministra de Cultura exigiendo que me retiraran la nominación...

-¿Volvería a abordar la situación del País Vasco?

-No. Ya he hecho esa película, ahora no me sale. El guión de otro proyecto, 'Aitor', tampoco, porque lo escribí en otra época. Habla de un vasco que tiene una alteración: no odiar teniendo todos los motivos para hacerlo. Con coros imaginarios de muertos cantando...

-¿Hoy se recibiría igual 'La pelota vasca', con un Gobierno vasco no nacionalista y una ETA acorralada pero todavía matando?

-No. Sería muy distinto, tendría menos sentido hacerla. Entonces eran los últimos seis meses del Gobierno de Aznar. Mis dos compromisos éticos en la película eran la no violencia y el diálogo, escuchar al otro. Existía un pensamiento único respecto al tema vasco: si te apartabas de la versión oficial del PP, te convertías en el enemigo. Tengo miedo de que salgan otra vez. Empezarán a hacer lo que están haciendo en otros sitios. Pero no hablemos de política, por favor.

-¿Sigue soñando con la definición de Bernardo Atxaga con la que cerraba el filme, la Euskal Hiria, la ciudad como paradigma de convivencia?

-No podemos ir hacia otra parte. Por supuesto, ETA sigue siendo el gran problema. A ver si de una vez se plantan.

-Ha rodado la nueva campaña promocional del turismo español: 'I need Spain'.

-Un honor y una responsabilidad. Las vueltas que da la vida: 'El pelota vasco' promocionando España... Lo he hecho encantado, para convencer al resto del mundo de que venga a España y de que la oferta no sea la playa y el sol.

-Ya no podrán poner en duda su españolidad.

-No tengo ningún problema de españolidad. Yo me siento español y no soy nacionalista, que podía serlo y no por ello sería mejor o peor. Yo me siento vasco y español, así de claro. También entiendo que hay gente en el País Vasco que se siente española y otra que no. Y pido respeto a eso, siempre y cuando se defienda pacíficamente. Yo por España me he movido muchísimo, siempre dando la cara por el cine español.

-Además de varios documentales sobre el síndrome de Down, el año pasado produjo el largometraje 'Yo, también'. Su hija Alicia, aquejada de Down, tendrá parte de culpa.

-Sí. tengo una relación afectiva muy fuerte con ese mundo. Mi productora se llama Alicia Produce. Se lo digo y se descojona... Me interesa ayudar a entender cómo son ellos. Parece que todo el mundo les quiere, pero sigue habiendo un poco de rechazo. 'Yo, también' recibió premios y unas críticas maravillosas, pero tuvo muy poquitos espectadores, por los pelos no perdimos dinero. La gente no quería ver una historia de amor con una persona con síndrome de Down. Yo intento ponerles más cerquita para que les veamos con más cariño y normalidad.

-¿Qué le enseña su hija Alicia?

-Muchísimo. Me enseña ella y me enseño yo a mí mismo. Veo cómo me hacer sentirme padre. Me cuida de una manera que nadie me puede cuidar.