El Recreo de las Cadenas
Con su impacto visual describe quién fue el vinatero jerezano Julián Pemartín LabordeEs el edificio del siglo XIX más importante que existe en Jerez y uno de los mejores de la provincia
JEREZ. Actualizado: GuardarRecuerdo cómo, sitiado por su recinto murado, emergía entre la alta arboleda. Formaba parte de nuestro camino hacia el campo del colegio y al verlo no podíamos evitar compararlo con los chateaux franceses de la Rivera del Loira que tan extraordinariamente describía Enid Blyton en sus deliciosos cuentos infantiles. Aunque por entonces ya presentaba algún deterioro en su cubierta de pizarra, la imponente factura de su cara oeste nos hacía fantasear con sus moradores: ¿Quiénes serán? ¿Qué aspecto tendrán?, nos preguntábamos. Siempre cerrado a cal y canto, con sus altos ventanales cubiertos por los tapaluces de librillos, parecía un castillo de brujas.
Pasados dos o tres lustros y aunque descubrimos que se encontraba parcialmente ocupado, continuábamos sintiendo como la mano del abandono y la desidia se había apoderado de él.
Al final de la década de los 70 del pasado siglo, Joaquín Sánchez Mira -quizá el mejor anticuario que haya existido en nuestra provincia- me llamó para decirme que los herederos habían hecho una almoneda en el Recreo de las Cadenas, y que él había comprado a buen precio la mayoría del género, por lo que me invitaba a visitarlo y, si lo deseaba, a adquirir alguna pieza. Incitado por la procedencia, época y la magia que siempre me había suscitado el palacio, partimos raudos a Sanlúcar para ver el contenido del lote.
Al entrar en el patio-almacén del anticuario, contemplamos con estupor cómo un enorme mueble negro estaba siendo desguazado; era del siglo XIX, del conocido estilo Renacimiento español. Aunque de soberbia talla: cabezas de guerreros con cascos y celadas, escorzos de romanos y profusión de altos relieves animales y vegetales, carecía de interés, por lo que no tenía salida, y estaba siendo desmontado, a fin de vender peinazos y cuarterones sueltos. Yo adquirí dos medallones de cobre que representaban a sendos efebos de sabor neoclásico. El resto lo componían sillas, cómodas, consolas. de época alfonsina, que, aunque en madera de caoba, tampoco tenían valor para el gusto y los coleccionistas de la época.
Debo confesar que salí decepcionado, quizá porque me había hecho la idea de que tan noble y egregia mansión debía estar equipada y decorada con muebles acordes a su época y factura, que seguramente los debió haber tenido y aquello era lo que quedaba, o era de otra procedencia. Desde aquel pequeño chasco, mi interés se cifró en conocer a su propietario y el porqué de dicho encargo. De nuevo volví a fantasear con su persona, pues, debido a la magnificencia de la edificación y a los jardines que la rodeaban, pensé debió de ser alguien de extraordinario gusto y sensibilidad a las artes.
El mejor edificio
Lo que queda de los artistas es su obra y con toda seguridad el Recreo de las Cadenas es el mejor edificio del siglo XIX existente en Jerez y uno de los mejores de la provincia, que con su impacto visual nos describe quién fue Julián Pemartín Laborde (1816-1885), vinatero jerezano de fuste, sin duda un gran mecenas de la Bellas Artes, la arquitectura, la escultura, la pintura y la jardinería; tanto en su vertiente decorativa como botánica, virtudes que han quedado plasmadas en el Recreo de las Cadenas mediante la construcción del palacio principal y las diferentes dependencias que la constituyen: porterías, caballerizas, casa del caballerizo, cocheras, perreras, invernadero con estufa, noria y pozo con el que se regaban los extraordinarios jardines, que aún conservan perfectamente plantados y distribuidos la gran variedad de especies botánicas, así como estanques y fuentes decorativas.
Aunque la autoría del proyecto pregona haber sido llevada a cabo por Garnier, arquitecto del teatro de la Ópera de París, parece lógico que su autor fuera el arquitecto Samuel Rever, colaborador del maestro y también como éste becado en Roma por la Academia Francesa. Con motivo de la construcción en sus jardines de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, el conjunto fue adquirido por el antiguo Ministerio de Información y Turismo, quien encargó el proyecto del picadero al ilustre arquitecto jerezano José Luis Picardo, el que después de estudiarlo detenidamente hizo un trabajo verdaderamente encomiable.
El palacio pasó a ser transferido por el Estado a la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, quien, ya propietaria, comenzó a preocuparse dado su lamentable estado de postración y de abandono, tomando la firme decisión de transformarlo en un Centro de Promoción Turística. De ahí el objetivo del proyecto que en 1984 encargó al Doctor arquitecto Ramón Queiro Filgueira, quien de igual modo puso todo su conocimiento en hacer tan colosal rehabilitación.
Realizada la restauración y puesta en valor de dicho conjunto, el Recreo de las Cadenas es hoy considerado un espacio del que todos los jerezanos hemos de estar orgullosos de tenerlo en nuestra ciudad. Por lo que no debiera de haber un solo jerezano que no lo visitase o al menos pasease por sus cuidados jardines, contemplando la variedad de su arboleda, estanques y fuentes, pero sobre todo, maravillándose con el palacio, cuya factura no deja a nadie impasible ya que sus fachadas están plagadas de ornamentos arquitectónicos: columnas de mármol, pijantes, pilastras y cariátides, así como hermosos frontones y dinteles; destacando las múltiples hornacinas de los torreones donde perfectamente esculpidos, dioses mitológicos exhiben su belleza plástica, representando con sus atributos a Julián Pemartín Laborde, insigne jerezano que dejó para la historia local tan magnífico monumento.