Opinion

El realismo de MAFO

La crisis no se resuelve, en buena parte, por las resistencias a las reformas estructurales

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El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), reiteró ayer, en el Encuentro Financiero organizado por 'ABC' y Deloitte, sus conocidas tesis sobre la necesidad de reformar el mercado de trabajo español, cuyo deterioro es ya inasumible. Tesis que acaban de ser reconocidas a regañadientes por el propio Gobierno mediante la formulación de unas propuestas para el diálogo social tendentes a flexibilizar el sistema de relaciones laborales. Es imposible negar a estas alturas que, después de alcanzar por tercera vez en treinta años un desempleo del 20%, el españolísimo problema se debe a los defectos de nuestro modelo, paralizado por la irreductible obstinación de unos sindicatos empeñados en defender los privilegios de quienes tienen empleo fijo, en perjuicio de quienes no han logrado ingresar en esta selecta categoría. Si no se afrontase con decisión este problema -ha venido a decir MAFO- el sistema bancario se convertirá en un obstáculo para la recuperación económica ya que las entidades de crédito padecerían más morosidad, menor negocio y, en definitiva, el encarecimiento de la financiación mayorista. Y en lo tocante al 'terremoto regulatorio' que se avecina, el gobernador ha aplaudido la iniciativa reformista que anuncia el Gobierno y ha solicitado una nueva normativa para las obsoletas Cajas y un nuevo marco de regulación colectiva para las Pymes. Es deseable, en fin, que surjan nuevas alternativas de financiación para los nuevos emprendedores y las medianas empresas. Es muy de agradecer que en nuestro complejo sistema de equilibrios, en que no siempre las instituciones saben actuar a modo de contrapeso de las demás, Fernández Ordóñez mantenga tan admirablemente su independencia, sin arredrarse por las críticas. Su realismo, que termina imponiéndose, está marcando certeras pautas para afrontar una crisis que, en buena parte, no se resuelve por la resistencia a la modernización que muestran algunos sectores, reacios a las reformas estructurales. Sería una tragedia que esta certera inspiración no desembocara en urgentes pactos políticos y en un consenso social para salir del anacronismo y del marasmo.