El etarra Anza se alojó enfermo en un hotel tras llegar a Toulouse
El terrorista fallecido, que fue operado de un tumor cerebral, dejó el rastro de una salud degradada durante sus últimos días de vida
PARÍS. Actualizado: GuardarEl militante de ETA Jon Anza Ortúñez, fallecido el pasado 11 de mayo en un hospital de Toulouse, llegó a esa ciudad francesa en tren el 18 de abril de 2009 y se alojó aquella noche muy bajo de forma en un hotel de la localidad en la que once días después apareció moribundo en pleno centro urbano, a un centenar de metros de distancia. Cuando va a cumplirse esta misma semana el aniversario de la desaparición, los investigadores tratan de reconstruir los últimos pasos de una persona recién operada de un tumor cerebral, de salud extremadamente frágil, que murió por causas naturales al cabo de diez días en cuidados intensivos, sin recuperar el conocimiento.
El billete de tren con destino a Toulouse descubierto entre las pertenencias del difunto llevaba el sello impreso de la estación de Bayona la mañana del 18 de abril de 2009. Pero la reserva de vuelta para el día 20 de abril estaba sin utilizar, aunque la víspera, había dejado el hotel en que pernoctó en la ciudad.
'Le Clocher de Rodez' es un establecimiento de dos estrellas a 700 metros de la estación. «Había pagado una noche, pero no quería marcharse. Nos costó desalojarlo. Era verdaderamente raro», señala una empleada en el semanario 'Le Nouvel Observateur', que recoge testimonios del personal sobre un cliente que «no andaba bien de la cabeza» y que se pasó «tumbado todo el día con los brazos en cruz mirando al techo».
La policía francesa maneja la hipótesis de que Anza no abandonó Toulouse hasta que fue descubierto inconsciente el 29 de abril, en la terraza de un céntrico restaurante. «A partir del momento en que estamos seguros de que llegó a Toulouse y de que pasó allí una primera noche, no tenemos ninguna razón objetiva para pensar que hubiera abandonado la ciudad para regresar», expone Anne Kayanakis, fiscal de Bayona.
El pasaporte de Jon Anza, nacido en San Sebastián en 1962, fue localizado en la oficina de objetos perdidos de Toulouse, donde fue entregado el 4 de mayo. El documento no fue recuperado por la Policía Judicial hasta el 19 de marzo pasado, ya que a nadie se le ocurrió enviarlo al Consulado, distante unas pocas manzanas. Sin embargo, no ha sido localizada la tarjeta de crédito que llevaba expedida a su nombre, pero se ha comprobado que no ha sido utilizada, según las constataciones realizadas por la Audiencia Nacional.
Este dato figura en la respuesta del juez Fernando Andreu a una petición de colaboración de las autoridades francesas. El informe remitido incluye un dictamen psicológico en el que se indica que el ex preso de ETA no tenía tendencias suicidas a pesar de padecer una grave enfermedad.
Las conclusiones de la autopsia confirman un colapso polivisceral neurológico, cardíaco y pulmonar como causa de la muerte. El tumor cerebral que padecía, del que se había operado por segunda vez un mes antes, había generado metástasis en los órganos vitales. El examen forense y el historial clínico avalan un deceso ligado a un estado de salud. «Hoy sabemos que se encontraba en muy mal estado, sólo le quedaban diez días de vida», resume Kayanakis.