PAN Y CIRCO

DOS HOMBRES Y UN ESTILO

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Robben y Sneider forman una pareja de talentosos jugadores que para sí quisiera cualquier gran club europeo, salvo dos: el Barcelona porque sigue sobrado, asombrando y sin encontrar un rival que le discuta el galardón de mejor del mundo. El otro es el Real Madrid, que continúa decepcionando y se aferra a la Liga como único objetivo para no repetir otro soberano ridículo. Precisamente, hace muy pocos meses, estos dos profesionales formaban parte de su nómina, pero había que hacer sitio a las megaestrellas con las que Florentino pudiera embobar a la masa social y fueron invitados, de muy malas maneras, a cambiar de aires. Ha transcurrido un tiempo prudencial y la frustración y rabia que pudieron sentir por ser ninguneados por el que presume todavía de ser el mejor club del siglo XX (qué tiempos aquellos) se han transformado en alivio y malicia al ver como le van las cosas a la que fuera su casa y como el objetivo de jugar la final de la Champions, con sus actuales equipos (Bayern e Inter), está cada vez más cerca. La pícara sonrisa que esgrimen los dos cada vez que les preguntan por su pasado merengue está bastante justificada y resulta hasta cierto punto reconfortante para aquellos que pensamos que el dinero no te da la felicidad absoluta, pero ayuda a que te reconozcan como un soberbio engreído que acaba por meter la pata en su casa para beneficiar la ajena. También se impone el ejercicio maquiavélico de pensar dónde estaría ahora el Madrid si Pellegrini -tal como era su deseo- hubiera seguido contando con ellos a estas alturas de la campaña. Florentino, donde las dan las toman, y supongo que ni por todos los Kaká y Benzemá del mundo esta pareja de ilustres profesionales cambiaría su actual indumentaria por el blanco traicionero de una institución que va camino de padecer en sus carnes un siglo XXI plagado de disgustos y calamidades.