CANDIDATOS
A casi un año de las próximas elecciones municipales ya ha empezado el baile. Y si algunas formaciones lo tienen tan claro que ni lo cuestionan, otras andan removiendo el fango
Actualizado: GuardarUna de etimología y de obviedades. Candidato viene del latín 'candidatus' y éste a su vez de 'candidum' -que traducido resulta algo así como blanco- ya que en Roma, cualquier persona que aspirara a un cargo público debía tener un pasado, un presente y presumiblemente un futuro intachables, de ahí que vistieran en color blanco y se les llamara así. Claro que eso sólo ocurre en la ficción, que es casi lo mismo que decir en Roma. Y ahora, una de diccionario. Según el DRAE, el candidato es aquella persona «que pretende alguna dignidad, honor o cargo» - ojo, no que tiene dignidad, honor y eso, sino que lo pretende, es curioso- pero es la tercera acepción propuesta, a pesar de la advertencia hecha por la Academia acerca de su uso coloquial, quizá la que mejor adjetiva a esa especie humana que cada cuatro años florece con el mismo apasionamiento que lo hacen los cerezos del Jerte. Así, el candidato se define como «persona cándida, que se deja engañar». Aunque, qué quieren que les diga, a estas alturas, me parece que visto así, somos los ciudadanos los que tenemos todas las papeletas para ser los candidatos.
Ahí lo tienen. A casi un año de las próximas elecciones municipales, parece que empieza el baile. Saquen sus mejores galas, por si le invitan, que nunca se sabe, ni se puede decir de esta agua no beberé. La semana ha estado calentita -y no sólo porque ya ni nos acordamos del frío que hemos pasado- con esto de los candidatos. Y si algunas formaciones políticas lo tienen tan claro que ni siquiera lo cuestionan, otras andan removiendo el fango a ver si sacan oro de donde no lo hay. «De categoría», dice el Presidente de la Junta que será el candidato a la Alcaldía de Cádiz. Como si estuviera vendiendo melones y alguien le preguntara «¿son buenos?», «De categoría». En fin. Un auténtico despropósito la semana socialista que empezó con un nombre propio y ha acabado con un toque de atención del Secretario Provincial quien no anduvo muy afortunado con las declaraciones sobre el haraquiri, para qué vamos a decir otra cosa. Está bien que González Cabaña recuerde lo de los calendarios, lo de los tiempos y lo de la decisión de la agrupación socialista. Está bien. Pero lo que no termina de convencer es la manera subliminal en la que encajan la derrota de las elecciones en el puzzle de la campaña electoral. Mal asunto, si se quiere ilusionar al electorado, es empezar con el listón tan, tan bajo. Mirando más al 2015 que a la próxima convocatoria, afrontando el reto electoral más como una obligación que como un proyecto. Así, poco van a ilusionar a ese «importante colectivo electoral de entre 30 y 45 años que hoy no vota al PSOE pero que quiere hacerlo» que decía el secretario general de los socialistas gaditanos, Federico Pérez Peralta, a quien se le podría preguntar cómo piensa hacerlo, porque, la verdad, con esa imagen de descoordinación que dan, con esos enfrentamientos internos, y con esa sensación de andar a la desesperada que transmiten, poco o nada van a conseguir. Y es una lástima, porque no es mucho mejor la alternativa.
Marta Meléndez -pudiera ser cualquier otra- se perfila como esa persona cándida -tercera acepción de la RAE- a la que la agrupación socialista va a poner al frente de la lista. Eso, al menos, es lo que dice Pérez Peralta, quien, como si tuviera dotes adivinatorias, habla de un respaldo de «más del noventa por ciento de los votos» basándose en los requisitos que cumple Meléndez «juventud, constancia en el trabajo y renovación» -no son virtudes muy extraordinarias, la verdad. Ya veremos. Ganas no le faltan a a la concejala quien ya desde hace tres años se veía como alcaldable «si me lo propusieran, aceptaría». Bueno, pues ya tienen a una voluntaria. No sé si de la categoría que busca Griñán, pero por lo menos, valiente parece que es.
En cualquier caso, tiempo tienen de prepararla para el sacrificio. La consultoría Institut Agora , cuyo director Antoni Biarnes no tiene precio como bloguero, presta sus servicios en la web a los futuribles candidatos a elecciones municipales, «ganar no es cuestión de suerte, ni de dinero, ni de carisma. Es cuestión de profesionalidad» anuncian, mientras establecen una serie de preguntas que uno, como candidato debe formularse antes de iniciar la campaña, preguntas del tipo ¿está usted motivado?, ¿dispone de suficiente tiempo?, ¿cómo está usted de 'know-how' -que no es un plato coreano, sino algo así como qué sabe usted de esto- ¿tiene usted notoriedad pública? ¿conoce su ciudad? ¿cuenta usted con bastantes amigos?, ¿esta usted dispuesto a que salgan a la luz sus trapos sucios? preguntas todas que, formuladas así, harían dudar a cualquiera, pero que ellos mismos resuelven con una arenga final «la política local es una de las ocupaciones más nobles y apasionantes a las que uno puede consagrar su tiempo».
En fin. Que a más de uno y a más de dos, les vendría bien contratar los servicios del Institut Agora y confiar en los expertos, que las riñas de patio de colegio están bien a los cinco años, cuando uno llevaba el donut en la mochila, pero no cuando se peinan canas y lo que se lleva en la cartera son las ilusiones y los proyectos de una ciudad.
Los que votan, esa especie que tan molesta resulta al político porque decide en última instancia quien va en coche oficial y quien no, no son tan ingenuos como aparentan. Y por encima de la disciplina de partido y por encima de las ideologías, depositan su voto en la confianza. Y la confianza en el PSOE hace mucho que se perdió. Recupérenla, primero, y luego hablen del candidato. Quizá entonces no les resulte tan complicado.