Posición Zungzwang
ESCRITOR Actualizado: GuardarCon este término, alemán por más que suene a chino mandarín, se designa en ajedrez a aquella situación en la que un jugador se encuentra en desventaja por tener que ser él quien lleve a cabo el siguiente movimiento. Haga lo que haga sólo puede empeorar su situación, pues en esta tesitura no existe forma alguna de eludir la derrota. En tales circunstancias resulta comprensible que el jugador prefiriera «pasar» y no hacer ningún movimiento. De ahí que el término se traduzca en inglés como «compulsión a mover».
Me da que en tal situación debe sentirse actualmente Zapatero, Schuster en alemán. Creo que el presidente del Gobierno preferiría no tocar pieza a la espera de que la solución se la ofreciera el propio albur del juego político-económico en el tablero internacional. Pero, amigo, está obligado a mover.
Y como se ve, toda maniobra que intenta no lleva sino a un empeoramiento de una situación ya de por sí grave. O cuando menos así lo manifiestan uno a uno todos aquellos que se ven directamente afectados por sus angustiosos cambios de estrategia. La inyección monetaria a los bancos, en opinión de la mayoría, ha sido utilizada por aquéllos para tapar sus propios agujeros, para continuar remunerando con sueldos estratosféricos a los ejecutivos que los llevaron a la ruina y, en el mejor de los casos, para conceder créditos a la clientela solvente. Mientras tanto, le pegan con las puertas en las narices a todo hijo de vecino que solicite unos milloncejos para comprarse el piso, y dan nones a los empresarios que andan literalmente con el agua al cuello. Conclusión: el mercado inmobiliario continúa pudriéndose y las pequeñas y medianas empresas muriendo como plantas sin riego.
La alegre andanada de la jubilación a los 67 provocó tal alarma social que a los mismos pirómanos que habían avivado ese fuego no les quedó más remedio que colocarse con urgencia los trajes de bombero, antes de que las llamas fueran a alcanzar sus propios pajares electorales.
El inminente aumento del IVA, según estima la oposición, lejos de proporcionar pingües ingresos a las arcas públicas, repercutirá en una menor capacidad de ahorro de las familias, en una caída del consumo y en una mayor inflación. O en un descenso del margen de beneficios de las empresas que asuman este incremento si no quieren ver todavía más mermadas sus ya exiguas ventas. Hombre, esto no es «coger el toro por los cuernos», tal y como le reprocha don Mariano, mientras él mismo trata de sacudirse el polvo del último revolcón que le ha dado el novillo de Mata.
Ahora el gobierno anuncia que sólo será sustituido uno de cada diez funcionarios que se jubilen. Los sindicatos ya han puesto el grito en el cielo reivindicativo con el argumento de que eso no sólo redundará negativamente en servicios tan esenciales como sanidad y educación, sino que el cierre de esa válvula aumentará todavía más la presión en la olla del paro. También se preguntan por la manera en que asumirá el Estado la carga de unas pensiones que no van a encontrar los pilares de los IRPFs de los nuevos empleados públicos que en buena lógica habrían de llegar a cubrir las plazas vacantes.
Medidas sociales como la rebaja en el número de peonadas para el cobro del subsidio agrario en Andalucía y Extremadura en principio sólo despiertan el ingenio populachero de la Aguirre, quien con su metáfora avícola del «pita, pita» viene a denunciar lo que ella considera una práctica limosnera que sólo busca afirmar las viejas cadenas del voto. La verdad es que, a tenor del déficit acumulado por la comunidad que doña Espe preside, más bien se imagina uno a esta improvisada granjera desplumando a las gallinas ante que llenándoles sus buches de granos de maíz.
Así pues el término zungzwang, que ya figura en la literatura alemana de la segunda mitad del XVIII pero cuyo concepto se maneja en la teoría hindú del ajedrez desde hace más de mil años, parece venirle ahora como anillo al dedo a la situación que vive Zapatero. Podríamos tomar prestadas las palabras a Gabo para designar al presidente del gobierno como 'El general en su laberinto', pero creo que será más preciso referirse a él y a su circunstancia como Schuster en Zungzwang (pronúnciese, por favor, /tsuuktsfang/).