Opinion

Mi fe me impide decírtelo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tragedia, mazazo, injusticia, varapalo, putada, desgracia, marrón, despropósito, sinsentido. Me faltan palabras y me sobran sentimientos. Y vaya por delante que la fe mueve montañas, tan fuerte es. Porque de no ser así, de no ser por la fe, lo mismo que existe el canta-autor, quisiera yo ser hoy ora-autor, para componer no una canción sino una oración. Pero una oración protesta.

Porque, de no ser por la fe, hoy te diría Señor que tu justicia divina es divina pero es injusta. De no ser por la fe te diría que tu infinita bondad, bondad será pero no infinita. De no ser por la fe, te diría Señor que te estás volviendo egoísta. De no ser por la fe, te diría Señor que te estás mirando para otro lado. De no ser por la fe, te diría Señor que estás pasando de todo.

Pero mi fe, Señor, me impide decírtelo. Mi fe en ti, en tu justicia divina, en tu infinita bondad y en tu inconmensurable grandeza.

Aunque admítelo Señor desde mi imperfección humana, y concédeme más fe para alcanzar a entender o a no cuestionar algunos de tus inescrutables designios. Sobre todo aquellos que nos dejan heridas sangrantes para las que no existe otro apósito que el de la propia fe.

El jueves pasado Señor, cuando te llevaste a Nono Merino, arrebatándonoslo súbitamente, temblaron en mi tu justicia, tu bondad y tu grandeza, y sangraron de pena, rabia y desconsuelo, profundísimas heridas en todos los que lo queríamos. No he conocido a nadie que se hiciese querer tanto y tan bien como Nono. Perdóname Señor esa flaqueza ante tan insondable designio y alimenta por favor mi fe. Porque la herida sigue sangrando hoy por su ausencia como el primer día y mi fe es el único alivio que me queda.

ángel garcía-mier.