Pese a todo, progresamos

Los escándalos políticos, económicos y religiosos que nos está tocando sufrir invitan al escepticismo, a dejar de creer en la honestidad y la decencia de las personas. Sin embargo, y a pesar de los pesares, debemos dar gracias por vivir en este tiempo. El mundo nunca ha sido mejor de lo que lo es ahora. Progresamos lentamente, pero progresamos. Debemos alegrarnos de que los escándalos, sean de la naturaleza que sean, se denuncien, salgan a la luz.

Los ciudadanos no estamos dispuestos a dar un paso atrás en la exigencia de comportamientos éticos a instituciones y personas. Y si el comportamiento de los políticos a veces deja mucho que desear, no por ello debemos desinteresarnos de la política. Cuanto peor se comporten más debemos intervenir, denunciar, criticar e implicarnos para que cambien de actitud. Y, si no cambian, para cambiarlos a ellos.