Red Bull remata al fin la faena

En algún momento de la carrera, el subconsciente colectivo dejó volar la imagen del cenizo. ¿Será éste el instante de la rotura del coche de Vettel? Los antecedentes navegaban en su contra después de dos carreras en las que acumuló unas cuantas calamidades. En Bahréin dominaba y perdió velocidad por un problema misterioso en su motor Renault. Alonso le rebasó sin problemas. Y en Australia, los frenos le jugaron una mala pasada cuando se encaminaba a su primer triunfo del año. Un cuarto y un rosco para el coche que invoca a la coincidencia. Es el más rápido en estos momentos.

Ayer, Vettel coronó el ideario ingenioso de Adrian Newey y su equipo con los primeros 25 puntos. Lo hizo a costa de matizar las jerarquías de la escudería desde el minuto uno. Pasó a Webber en la curva inicial y dijo hasta luego, Lucas. Escapó, eso sí, a una sanción. Rebasó con bandera amarilla a Trulli y tuvo que declarar después ante los comisarios, que concluyeron que, según descubre la telemetría, el alemán rebajó claramente su velocidad y que el Lotus de Trulli iba demasiado lento y no quedaba otra alternativa para Vettel.

«Tenemos un coche magnífico -dijo Vettel-. Es un resultado muy bueno después de dos carreras en las que no pudimos acabar donde queríamos. Era crucial no perder el pánico en aquellos momentos y permanecer relajados porque la temporada es larga. Mark Webber ha quedado segundo, así que son muchos puntos para el equipo. Tenemos respeto el uno por el otro».