El Atlético toma ventaja en Mestalla al empatar a dos en un duelo trepidante. :: EFE
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El Vicente Calderón dictará sentencia

El conjunto 'che' remontó en dos ocasiones ante un Atlético de Madrid ordenado que hizo mucho daño a la contra El Valencia salva un empate en Mestalla en la ida de los cuartos de final de la Liga Europa

MADRID. Actualizado: Guardar
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Valencia y Atlético empataron a dos en la ida de los cuartos de final de la Liga Europa en un partido vibrante, sin apenas orden táctico y con un festín de ocasiones. Los locales pudieron sacar un resultado mejor, pero la falta de puntería por poco no les costó la derrota y se vieron obligados a remontar en dos ocasiones.

Los rojiblancos, mostraron su gran potencial a la contra en el que fue el regreso de Quique Sánchez Flores a su casa. Las bajas de ambos conjuntos hacían prever un partido emocionante, con ataques superiores a las defensas. Y así sucedió. El partido fue un ir y venir, sin transición en el medio campo, con un ritmo trepidante y alternativas ofensivas de todos los gustos y colores. Dos estilos calcados. Los dos equipos se sienten más cómodos sin balón, replegados y buscar rápidamente la contra.

El Valencia salió con toda la pólvora, es decir, Villa, Silva y Mata. El tridente atacante se movió con velocidad e inteligencia, buscando los balones a la espalda de la defensa rojiblanca. Los de Quique saltaron al césped con la intención de mandar en el choque, un espejismo que apenas duró cinco minutos. Con Reyes y Valera lesionados, más la ausencia de Tiago por haber jugado en Europa con la Juventus, los madrileños recurrieron a Raúl García en el centro y en Jurado en la banda.

Pero los locales se mostraron más incisivos y De Gea tuvo que trabajar a destajo. Pablo Hernández desaprovechó una gran oportunidad y se dejó la pelota atrás después de regatear al guardameta 'colchonero'. El Atlético respondió con un tiro al palo de Simao. Sin embargo, el conjunto 'ché' tenía más fútbol en las piernas. Villa dio una lección de insistencia y desmarques. Silva mostró su innata y exquisita calidad, con un recital de controles y regates. Pero les faltó lo más importante: el gol.

Poco a poco el Atlético reculó y regaló el esférico al Valencia. Forlán y Agüero sumaban kilómetros estériles al presionar a los zagueros rivales o al realizar desmarques que nunca fructificaban. El cansancio hizo mella en los rojiblancos, el conjunto con más partidos de España, vivo en tres competiciones y con una plantilla muy limitada.

Lluvia de goles

En la segunda mitad, los de Unai Emery salieron en tromba y encerraron al Atlético. Sin embargo, lo que a priori era una ventaja, se convirtió en un inconveniente. Los madrileños encontraron los espacios anhelados a la contra. Y de esa manera llegó el gol. El Kun robó un balón en medio campo y cuando se plantó ante César, cedió el esférico para que Forlán marcase a placer.

El tanto enmudeció las gradas y pareció noquear al Valencia. El Atlético recuperó fuerzas y tuvo la oportunidad con Jurado de sentenciar el choque. Sin embargo, un zapatazo de Fernandes desde fuera del área llevó la igualada al marcador. El partido enloqueció y se convirtió en uno de esos que aborrecen los técnicos pero divierten a los aficionados. Antonio López volvió a adelantar a los suyos con un cabezazo tras un córner. Emery sacó toda la artillería que le quedaba en el banquillo. Joaquín, Vicente y Zigic. De Gea se erigió de nuevo en un muro casi infranqueable con intervenciones espectaculares. Y cuando no era el meta, los locales se topaban con la madera, como ocurrió con un tiro de Bruno. Pero fue Villa, quien encontró recompensa a su magnífica actuación con un tanto de auténtico delantero centro, al rematar una buena jugada colectiva.

Pese a que ninguno se rindió, el resultado no se movió. La eliminatoria se resolverá en el Calderón.