El Miércoles Santo se confirma como el gran día de la Semana Santa
Las seis hermandades que hicieron su estación de penitencia en la Catedral se postularon como lo que son, grandes cofradías de la Semana Mayor jerezana
Actualizado: GuardarCon el Miércoles Santo llegó una de las jornadas más importantes de la Semana Santa, la que cada año nos recuerda que ha pasado el ecuador de la Semana Mayor. Ya quedan menos cofradías de las que han pasado por Carrera Oficial, y lo que es más importante, ya han pasado no pocas de las fundamentales para los cofrades. Porque las seis que ayer hicieron su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral son importantes, vaya si lo son, para la Semana Santa jerezana. Cada una en su estilo, cada una con su papel... Pero todas absolutamente fundamentales para comprender nuestra Semana Santa con toda su intensidad.
Desde temprano, muy temprano, la cofradía del Soberano Poder demostró que sigue estando en franca progresión, y el Miércoles Santo se confirmó como uno de los días más largos de la Semana Santa, ya que el Prendimiento se recogió bien entrada la madrugada del Jueves Santo en la capilla del Asilo de San José. Un día para disfrutar de verdad de cofradías de las buenas, como la de las Tres Caídas con su multitudinario acompañamiento, o Santa Marta que año a año demuestra que anda desde hace tiempo por el camino correcto.
Y por supuesto, para disfrutar de la Madre de Dios. Porque es el Miércoles Santo cuando Ella baja del cielo para meterse en un palio del color de las turquesas, y al son de Amarguras recorre la plaza de las Angustias mientras espera con ansiedad que le canten una saeta desgarrada.
Ayer fue Miércoles Santo. Y ocurrieron muchas cosas. Y todas, absolutamente todas, confirmaron que nos encontramos ante uno de los días más importantes de la Semana Santa jerezana.
El Soberano Poder
La ilusión
Una maldita obra les obligó a estar media hora más en la calle. Por si fuera poco el esfuerzo. Por si fueran pocas las doce horas que ya está la cofradía de estación de penitencia. Media hora más en la calle, por una promesa incumplida, por una obra inacabada. Por una irresponsabilidad de alguien a quien las cofradías, seguro, importan bien poco. Y ni una queja de los hermanos del Soberano Poder, ni un simple reproche, ni una palabra más alta que la otra. Si hay que andar más, lo andaremos. Si hay que cruzar el barrio de la Granja, bienvenido sea. Si hay que hacer un esfuerzo extra, para eso estamos haciendo penitencia.
Ese fue el talante con el que ayer la cofradía del Soberano Poder salió a la calle, porque esas son las maneras que tiene el Soberano Poder para todo. Cofradía acostumbrada a remar contra corriente, valiente donde las haya, no ha tenido nunca miedo de los problemas que inexorablemente van saliendo a su encuentro. Primero, cuando se fundó la asociación. Posteriormente con sus traslados de sede canónica, hasta dar con sus huesos en la parroquia de la Granja. Antes, con los problemas con la dirección espiritual de la cofradía. Todo problemas, hasta que encontraron el calor y el cariño de una barriada que ahora no entiende su fe si no es mirando al nazareno de Ramos Corona.
Y ayer, la cofradía quiso, principalmente, devolver al barrio lo que el barrio le da durante el año. La obra se convirtió en la mejor excusa para atravesar el corazón del barrio, la plaza de Ronda. Fue sin duda la mejor explicación de por qué esta cofradía avanza, mientras que otras se estancan. Volcados con su barrio, los capirotes carmesí de las cofradía se fundían con los balcones y las terrazas, con los comercios a medio abrir, con los bares. Ancianos, niños, adultos… Todo un barrio echado a la calle, queriendo disfrutar de los espectaculares recursos que pone la hermandad del Soberano Poder en la calle.
Y una vez en las grandes avenidas, un nuevo ejemplo de compromiso, de solidaridad. El que tiene cada año la hermandad del Soberano con sus nazarenos, con su cortejo que crece año sí, y año también. Y si crece bien haríamos todos en preguntarnos las razones. No tiene que ver con la novedad, puesto que otras cofradías se han estancado en lugar de ir creciendo. No tiene que ver con ser de barrio, puesto que hay muchas otras en la misma situación. No puede ser resultado de su horario, puesto que pasan el medio día en la calle. El crecimiento del Soberano Poder está en el compromiso con los nazarenos, en hacerles a su cortejo lo más llevadera posible la enorme penitencia que es salir de nazareno en el Soberano Poder. Puntos de avituallamiento durante el recorrido, asistencia personalizada de los diputados de tramo y sobre todo, una velocidad de crucero que le permite recorrer más metros por hora que las cofradías de negro riguroso.
Es evidente que al tener un paso nada más es mucho más sencilla esta apuesta, pero María de las Mercedes llega este año, y seguro que en la Junta de Gobierno de la hermandad ya tienen más que previstas las posibles vicisitudes que pueda plantear su salida procesional en la tarde del Miércoles Santo. Y mientras, pues a hacer lo que todos hicimos ayer con la cofradía que preside Iván Cote. Disfrutar. Porque se han ganado a pulso el derecho de ser una más del Miércoles Santo, porque han encontrado su hueco en el días más completo de la Semana Santa, porque son la cofradía del Xerez Deportivo, porque su paso avanza con unos andares graciosos y altaneros, porque su cortejo es una delicia. Porque está en la calle el Soberano Poder… Y eso es para disfrutarlo.
El Consuelo
La confirmación
Con ilusiones renovadas afrontó la hermandad del Consuelo su salida desde su nueva sede canónica, aunque aún es pronto para valorar la idoneidad de la decisión. Cerca de la parroquia de Fátima, la hermandad ha abandonado de manera definitiva la parroquia de las Viñas, y busca de manera valiente una nueva implicación con el barrio que la vio nacer y crecer, el barrio del Pelirón. Cofradía seria, de corte romántico, de trazos finos y cuidados, desde el primer momento se preocuparon de ofrecer algo diferente a la Semana Santa de Jerez, que todavía no ha terminado de comprender el tesoro que tiene con la cofradía que actualmente gestiona Mateo López.
Porque lo tiene, es evidente que lo tiene. El Consuelo ofrece a la Semana Santa de Jerez un producto nuevo, algo absolutamente diferente, y novedoso. No ha copiado nada, no se ha fijado en nadie. Esa es la cofradía que soñaban los hermanos del Consuelo desde que eran los niños del Pelirón, y se han mantenido fieles a ella años después. No ha podido con su ilusión absolutamente nadie, y eso que han tenido momentos de dificultad. Complicaciones con su sede, dificultades con la dirección espiritual, problemas internos… Nada nuevo bajo el sol, y nada que no se arregle bajo el manto de María Santísima del Consuelo.
Y eso que este no es el proyecto definitivo, y ya gusta. Porque el Consuelo está condenada a ir bajo palio, y el Señor del Amparo, con su espectacular abrazo a la cruz, en el paso de misterio que la cofradía ha completado en un tiempo record. Preocupa el estancamiento de los nazarenos, que desde hace años no crece a un buen ritmo, y es desconcertante, porque la calidad que ofrece la hermandad es como para enamorarse de ella. Ayer mostró su mejor cara gracias a un gran trabajo de la dirección de cofradía. Cortejos juntos, nazarenos unidos, sea la calle que sea, pase por donde pase la cofradía. Nazarenos juntos siempre, dando sensación de unidad, de cofradía compacta. Y el paso de misterio, cerca de las presidencias, y con las ideas igual de claras desde su génesis. Costal venga el capataz que venga, andar largo y racheado al compás de marchas serias, clásicas. Las marchas de siempre, con el andar de siempre.
No hay lugar para la improvisación, no hay sitio para los inventos en la cofradía del Consuelo, que ha cuidado incluso las túnicas de los nazarenos, una de las más elegantes de la ciudad, con su cirio vareado y la uniformidad de sus terciopelos. Y la cofradía buscó anoche lucirse a su manera por las calles más recogidas de la ciudad, por los barrios más singulares del centro histórico jerezano. Tornería, Bizcocheros, barrio de San Pedro, plaza Aladro… todos sitios donde poder disfrutar de la cofradía.
El análisis sin embargo debe partir desde su nueva sede canónica. Las opiniones deben sucederse buscando una explicación al cambio de identidad que debe sufrir la cofradía, aunque sea por haberse trasladado apenas doscientos metros más allá. Ha dejado las Viñas, para llegar al Pelirón. Barrios limítrofes, pero que entienden la Semana Santa de manera muy diferente. Como la entendían los niños del Pelirón cuando vieron nacer a la Virgen del Consuelo en la casa de la virgen, como la sienten cuando Santa Angela recorre en noviembre las calles del Pelirón, como la entienden cuando una rosa se deposita a los pies del Señor del Amparo.
Así entienden la Semana Santa en el Consuelo y, honrados con sus propias ideas, así mismo nos la mostraron ayer. Y que eso no cambie nunca.
Santa Marta
Una joya
La hermandad de Santa Marta ha ido lentamente encontrando su sitio en nuestra Semana Santa. Y eso es precisamente lo que hay que valorar cuando se la disfruta en la calle, el haber huido de lo que le reportaba más aplausos y seguidores para ir en consonancia con el misterio que lleva sobre el canasto del primer paso de la cofradía. Es Cristo muerto, es la propia muerte de Cristo la que camina a buen paso por las calles de Jerez.
Atrás quedan los años de los costeros, de las bajadas por la cuesta de la Encarnación andando para atrás, de los excesos siguiendo modas y estilos gracias a Dios hoy enterrados. Tras esta tempestad, ha quedado la calma de una cofradía seria, que ahora sí sabe perfectamente cuál es su meta, cuál es su destino. Y con esfuerzo, trabajo e ilusión están encontrándolo. Y lo están encontrando en el día más complicado de la Semana Santa.
Porque no debemos olvidar tampoco que sale el Miércoles Santo, y que están orgullosos de su pertenencia a este día grande de nuestra ciudad pese a las muchas voces que la quieren situar en el Sábado Santo jerezano en caso de que éste fuera aprobado por el obispo de la ciudad, monseñor José Mazuelos. Cosa que parece probable a corto plazo.
Por tanto, bien hizo quien ayer se acercó hasta el barrio de San Mateo a ver el debut de Jesús Sánchez Lineros al frente del misterio de la Caridad, o el que pretendió comprobar la positiva evolución del paso de palio del Patrocinio. Hizo bien porque se encontró con una hermandad seria, elegante, bien formada, con las ideas claras. Y sobre todo, con una de las hermandades que mejor repertorio musical trae para un paso de palio, junto con la Estrella o el palio de la O. La banda municipal de Rota estuvo a una altura increíble en la tarde de ayer, y volvió a demostrar, un año más y ya van unos pocos, que en la provincia no existe una banda que toque a ese nivel este tipo de marchas clásicas.
Las Tres Caídas
La devoción
El sufrimiento no entiende de dinero, de edad. No tiene condicionantes. Tampoco así la gratitud, el agradecimiento sincero a quien todo te lo da. Esas dos razones son las que hacen que cada Miércoles Santo un médico pueda ir junto con el más necesitado de la ciudad tras el Señor Caído, desentendiéndose de clases sociales, de formación o de posibilidades económicas. Es el Señor Caído quien va delante, y es a El a quien hay que pedirle o agradecerle sin reparos. Eso ocurre cada Miércoles Santo tras el Señor de las Tres Caídas, quizá por su propio misterio. El mismo Dios, caído. Dios mismo, vencido por el peso de la cruz. Ni el Todopoderoso puede con el sufrimiento cuando es hombre...
Quizá por eso, o por mil otras razones, el acompañamiento de las Tres Caídas ya ni sorprenda, sino que se haya convertido en toda una tradición de la Semana Santa jerezana. Y ahora que se habla tanto de quitar el acompañamiento tras los pasos, cabría preguntarse si no estamos jugando con la fe del pueblo, si no estamos quitando en cierta medida la única esperanza que pueda quedarle a quien todo lo confía a El. Quizá no comprendamos que el hombre necesita a Dios... Quizá no lo comprendamos, si hemos aprovechado que pasa el acompañamiento de las Tres Caídas para tomarnos una cerveza.
Y tras El, Ella. Enorme, radiante, espléndida. Soberbia en su paso de palio que le sienta como un guante, con unos andares propios de una reina. De seguir este camino, la cuadrilla de Dolores tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico de nuestra ciudad, por maneras, por andares, por fuerza, por calidad. Todo bien hecho, todo medido pese a las dificultades que se encuentra este paso de palio en su camino, principalmente en el propio dintel de la iglesia de San Lucas. Todo un lujo para la Semana Santa.
La Amargura
La elegancia
El Miércoles Santo salió a la calle a pasear la Madre de Dios. Y con eso, está todo dicho. Y salió desde la calle Medina, no desde cualquier sitio. Salió envuelta en un manto del color del cielo, con unas caritas de marfil que lo convierten en irrepetible, y con un palio turquesa que parece hecho a la medida de sus caderas. Salió arropada por un cortejo azulado que no pudo respetar las normas básicas de la penitencia, y que se recogió los vuelos de su capa para darse la vuelta y mirarla a la cara de manera lenta, como quien mira a una madre. Salió la Madre de Dios, la flor azul del romero que le cantara José Gallardo en su pregón. Salió la Amargura el Miércoles Santo. Y ayer bajó del cielo para mostrarse en plenitud en la plaza de las Angustias, donde los minutos se convierten en segundos por uno de esos milagros que consiguen sólo las cofradías de misterio, de duende... Las cofradías elegantes como la Amargura.
El Prendimiento
El misterio, el duende...
Tocaba Martín el llamador del paso de misterio, y el aire se volvió pellizco. El duende, el misterio, se adueñaron de la plaza de Santiago, y el compás más gitano brotó de las entrañas del paso de misterio. Con el Prendimiento en la calle es cuando se entiende por qué el Miércoles Santo es el día más esperado de la Semana Santa. Sin el Prendimiento en la calle, el día se vuelve uno más de la Semana Santa.
La cofradía demostró su enorme potencial, aunque se echó de menos algo más de valentía para recortar en algo el tiempo de estancia en la calle tras el experimento obligado del año pasado por la rotura de una trabajadera, cuando se recortó más de una hora en la estación de penitencia. Aún así, desde la cruz de guía hasta el preste, el Prendimiento demostró anoche de nuevo que está más que preparada para continuar siendo un referente de las cofradías de capa de la ciudad. Un espectáculo de luz, color, olor y sonidos que embrujó la noche, sobre todo cuando la cofradía traspasó las fronteras de Tornería.