Esa amargura eres tú
Actualizado: GuardarLas duquelas más mortales / cuando las sientes de cerca / te dejan irremediables / heridas que nunca cierran.
Es temer volverte loco, / verte atrapado y a oscuras, / víctima de un terremoto, / sin saber si vendrá ayuda.
Yo lo juro ante vosotros, / por la luz que nos alumbra, / que llegué a tocar el fondo / de un pocito de negrura.
A un pocito me caí, / pero quiso mi ventura / que te llamara Amargura, / y me sacaste de allí.
De los tormentos mortales / me libraste, Mare mía, / Amargura, porque sabes / a qué sabe la agonía.
Porque Tú tienes la llave, / que abre las puertas oscuras, la perla azul de los mares, / témpano de luz de luna.
¡Ay tus ojos hechiceros, / océanos de negrura, / firmamentos de luceros, / manantiales de ternura.!
¡Ay de tu cara morena / que es una vieja pintura, / palideciendo de pena, Mare mía de la Amargura.!
¡Amargura, qué te quiero! / Qué bien te sienta el azul, / el de los palcos del cielo / y el de los días de luz.
De azul se viste tu amor / y el aire en primavera / para el que quiere de veras / deshojando un sí o un no.
Tuyas son esas turquesas / que azulean en las minas / sonando en las bambalinas / que coronan tu realeza.
Tuyo es el planeta azul, / los azules pleamares / los más puros manantiales, / el agua azul de los mares / y el amanecer de tul.
Tengo un jardín andaluz / donde riego en mi desvelo, / flores de pasión y cruz, / pero la que yo prefiero, / la que tiene más virtud, / la flor azul del romero, / esa, Amargura, eres Tú.