El almeriense Raúl Fernández no dejó que sus pupilos perdieran la concentración en ningún momento de la final. :: ÓSCAR CHAMORRO
Deportes/Baloncesto

Un año más, el oro se queda en casa

En féminas sí triunfaron las norteñas ante Aragón, en la final de un Campeonato de España de minibasket que deja muy buenas sensaciones Andalucía ofrece su mejor versión y vuelve a ganarle la partida a Cataluña por segundo año seguido

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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Seis victorias en seis partidos disputados a lo largo de cinco días, contados todos por verdaderas exhibiciones. Es el bagaje que ha dejado la selección andaluza masculina de minibasket en su caminar por el Campeonato de España. San Fernando es un año más regazo para los campeones. Porque el oro que ayer se ponía en juego en la final se quedó en casa. Segundo consecutivo, tercero en tierras isleñas y sexto de la historia. El combinado hace honor a sus colores. Blanco, impoluto. No hay mejor calificativo para su actuación. Y verde, el color de la esperanza.

Esa que hay que tener puesta en estos chicos que, como ya hicieron en su día los Felipe Reyes, José Manuel Calderón o Sergio Rodríguez, han dejado muestras de que tienen muchas virtudes para ser grandes estrellas del baloncesto.

Andalucía se cuelga su segundo oro consecutivo al ganarle, una vez más, a Cataluña. Como ya ocurriera en la edición de 2009, los chicos de Raúl Fernández han demostrado mayor ambición y espíritu de sacrificio, y eso les ha valido para alcanzar el objetivo buscado. Supone una muestra del gran trabajo que se está haciendo desde la base y que está posibilitando que se equiparen fuerzas a nivel nacional. Ahora ya no pasa como hace apenas una década, cuando Cataluña y Madrid mandaban y muy por debajo estaban el resto de autonomías.

Pocos son los que pueden decir que han arrebatado la gloria en dos ocasiones consecutivas a un combinado que presume de haber visitado 16 de las últimas 17 finales del torneo nacional para los más pequeños.

Y eso sólo se pudo conseguir a base de constancia, de mucha concentración. El técnico almeriense sabía que la única manera de tener opciones de victoria era no dejar nunca pensar a su contricante. Si su base disfrutaba de medio segundo, seguro que lo iba a emplear en dar la mejor asistencia, buscar siempre al mejor situado para el lanzamiento o realizar una internada demoledora. Por eso, el primer pilar que se puso para construir este éxito fue darlo todo en defensa.

Muy metidos en el encuentro, ninguno de los dos equipos se dio ni un respiro. Ambos conjuntos se respetaron en los primeros compases y, tras soltar los nervios iniciales, empezaron a hacer una demostración de buen juego con mucha intensidad. Al descanso la ventaja era mínima para los andaluces (47-48).

Tal fue la igualdad que al último cuarto se entró con una diferencia mínima de tres puntos favorable a los locales, que finalmente fueron capaces de aguantar y que les valió para hacerse con la victoria.

Los catalanes mordieron el polvo, aunque al menos les queda el consuelo del oro en féminas, después de ganar con mucha comodidad al seleccionado de Aragón en un partido también bastante vistoso.