Sociedad

El Reina Sofía muestra la obra del obsesivo creador Martín Ramírez

MADRID. Actualizado: Guardar
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Max Ernst y Paul Klee fueron pioneros en valorar el arte surgido al margen de la convención, nacido casi siempre dese el desequilibrio mental, al marginalidad o la disidencia. Luego Jean Dubuffet acuñó el término de 'arte bruto' o primitivo y abanderó la tendencia que concede valor y precio, además de carta de naturaleza, al arte de discapacitados mentales y creadores inetiquetables que decidieron vivir crear al margen de sistemas y convenciones. Lo que en la era de lo políticamente correcto denominamos «arte de los otros». Uno de esos 'otros' fue el mexicano Martín Ramírez (1895-1963), prolífico, autodidacta y obsesivo creador que pasó más de tres décadas en un aislamiento absoluto en distintas instituciones psiquiátricas de Estados Unidos. Bajo el título 'Martín Ramírez, marcos de reclusión' el museo Reina Sofía exhibe hasta el 12 de julio 62 de los casi 500 dibujos realizado por Ramírez. Una obra «compleja, atractiva, consistente y sofisticada, que no responde a los tópicos de la espontaneidad» según Manuel Borja-Vilel, director del 'reina', que se hubiera ido por sumidero de la historia de no ser por el doctor Tarmo Pasto, un avezado psiquiatra de origen finlandés que supo ver, valorar, difundir y vender el obsesivo talento de Ramírez. El museo recibe 62 dibujos, algunos inéditos, «de una asombrosa claridad visual y gran fuerza expresiva», elaborados durante los 32 años que pasó aislado.