La decepción del plan para salvar al Marco
Elaborar los productos complementarios en la zona ha sido el principal caballo de batalla, pero los viñistas no acaban de apoyar la medida A 10 días del final del plazo no se han completado las 1.000 hectáreas para el proyecto experimental
JEREZ. Actualizado: GuardarCuando el 15 de enero la Consejería de Agricultura firmó junto a los principales actores del Marco de Jerez un acuerdo para salvar el futuro de la Denominación de Origen del Vino, todos reconocieron que faltaba mucho por hacer, pero también admitían que se daba un paso importante con la puesta en marcha de un proyecto para experimentar cómo sería la elaboración en la propia zona de los productos complementarios que usan las bodegas para envejecer los jereces y manzanillas.
La apuesta de la Junta con esta iniciativa no era poca cosa, ya que no sólo financiaba con 3,5 millones este estudio por el que se dedicaban 1.000 hectáreas del viñedo de la Denominación a las pruebas, sino que sobre todo hacía suya la reivindicación que durante tanto tiempo han defendido los productores del Marco de Jerez de que todo lo que se introduzca en la botella de vino tenga su origen en la zona. Es decir, que no se podía seguir permitiendo que mientras que en esta comarca sobraba producción a mansalva las bodegas se fueran a Castilla-La Mancha a comprar materia prima ya transformada y hecha con uva de aquella comunidad.
Por esto todas las partes -excepto COAG y cooperativas de Sanlúcar y Trebujena-, aunque tímidamente, dieron el visto bueno al estudio piloto para producir uva con destino a productos complementarios que, de resultar rentable en las hectáreas elegidas -un 10% del total del Marco-, se podría trasladar al resto de la Denominación.
El mismo día de la firma del acuerdo se abrió el plazo para que los propietarios del viñedo se apuntaran de forma voluntaria a este experimento que, eso sí, les ponía una condición: durante los cuatro años en los que se realizarán las pruebas no podrían calificar su uva para vino de Jerez. Por ese motivo, y porque el precio calificado es superior, cobrarían una compensación de 800 euros por hectárea.
Sin embargo, a estas alturas del año, y cuando faltan apenas 10 días para que culmine al plazo dado por la Junta para adherirse a este estudio, aún no se han cubierto las 1.000 hectáreas que se pretendían, con las que habría unos 15 millones de kilos de uva para hacer las pruebas.
Así lo han confirmado a este medio diversas fuentes de las organizaciones del Marco de Jerez que firmaron el acuerdo -fue secundado por Fedejerez, Aecovi y Asevi-, que reconocían que como mucho se habrán cubierto hasta el momento unas 500 ó 600 hectáreas del total que se pretendía (la mayoría de ellas procedentes de los cooperativistas, aunque hay algunas de viticultores independientes y de bodegas).
Entre las razones que muchas de estas organizaciones barajan para explicar la tibia respuesta del sector -de algunas de ellas no se ha apuntado ni un propietario todavía- destacan cuestiones como que «a los viñistas no les acaba de convencer que para formar parte de este experimento tengan que dejar de vender su uva a las bodegas durante cuatro años, o que no tengan la certeza absoluta de que habrá lagares que vayan a molturar la cosecha para productos complementarios, etc».
Pese a todo, tanto el sector como la Junta creen que aún hay tiempo de completar el cupo. Así, pese a estos días festivos, las circulares siguen llegando a los propietarios para que den de una vez el paso.