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Enseñar (qué) economía

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Al parecer se está considerando la posibilidad de introducir la enseñanza de la economía en el currículo escolar. El motivo que justificaría la medida está, dicen, en el deficiente nivel de conocimiento económico que tiene la gente. Seguro que algún cartesiano "genio maligno" ha querido engañar a los responsables educativos insinuándoles que esa ignorancia popular es la responsable de la crisis económica de ahora. O puede que algún ángel justiciero bueno quiera poner freno a tanta proliferación de manos invisibles en los mercados, y haya juzgado necesario dotar a la ciudadanía de herramientas de corte. Cualquiera sabe. Vivimos en la era de la desinformación.

Lo que sí está claro es que la vieja Europa va por delante de la joven nación estadounidense en virtud cívica. Dicen que allí, donde nadie se fía de nadie, la crisis ha disparado la venta de armas, por lo que pueda pasar. Aquí, aunque tampoco nos fiamos ni de nuestra sombra, preferimos hacer acopio de conocimiento económico, porque intuimos que es de los mercados, y no del vecino, de donde proceden los mayores peligros. Así que las autoridades educativas, creo, no van a encontrar la oposición del Partido Popular en ese anunciado proyecto de introducir la enseñanza de la economía en la escuela, puesto que se hace apelando a la legítima defensa, y no por un gusto malsano de los socialistas, como ocurre con su Educación para la Ciudadanía famosa.

A estas alturas, Rajoy habrá consultado ya a Montoro sobre el particular, y este le habrá instruido en dos tardes sobre el carácter inofensivo de la economía: ¡si sólo es una ciencia que, dejándose llevar por una mano invisible, trata de distribuir equitativamente recursos escasos para satisfacer las necesidades materiales de la gente! Déjales que se entretengan con eso, y así no enredan.

El problema puede llegar cuando Zapatero, que está últimamente indispuesto con los mercados, quiera tirar de la manta y se empestille en introducir realismo económico en el currículo: que los niños empiecen a saber que la economía, de satisfacer necesidades nada, sino que lo que hace es crearlas. Que la mano invisible ha dejado de serlo, pues hace tiempo ya que tiene nombres y apellidos. Que en lugar de remediar la escasez, lo que hace la economía es agudizarla. Cuando se haga público el currículo veremos si se optó por la ficción de Montoro o por la realidad de la gente.