El ejemplo ferroviario de la megalomanía estalinista
MOSCÚ. Actualizado: GuardarMármoles, estatuas, arañas de bronce, óleos, mosaicos y vidrieras decoran el suntuoso metro moscovita. No hay subterráneo en el mundo más grandioso que el que ordenó construir Iósif Stalin a partir de 1931. Su laberíntica red de túneles y estaciones constituyen además el mayor refugio nuclear del planeta. Pero, pese a contar con un sofisticado sistema de cámaras de vigilancia, no ha podido evitar volver a ser escenario de un atentado terrorista.
En horas puntas, las escaleras mecánicas no dan abasto con la marea de usuarios. Los andenes rebosan a veces tanta gente que parece que en cualquier momento algunos caerán sobre la vía como piezas de dominó. Así estaban ayer por la mañana las estaciones de Lubianka y Park Kulturi cuando se produjeron las mortíferas explosiones.
Las dos paradas pertenecen a la línea radial roja, la más antigua del metropolitano moscovita. La inauguró Stalin en 1935. Tenía entonces diez estaciones, de las diecinueve existentes ahora, y un único ramal de tres, que ahora es otra línea, la azul oscura, con quince estaciones. Es el trayecto situado a menor profundidad. En algunos puntos se accede al metro bajando unos pocos peldaños. Tal vez por eso los terroristas lo hayan preferido, para llegar a los vagones llamando lo menos posible la atención. En otras líneas la profundidad llega a ser de ochenta metros. Otra de las características del metro de Moscú es que la distancia entre estaciones suele ser enorme. Las dos más alejadas son las de Tekstílshiki y Volgogradski Prospekt, que están separadas por una distancia de cuatro kilómetros.
Entre las dos afectadas ayer por las explosiones hay sólo cuatro paradas y no demasiado largas. Pero, según fuentes consultadas por el canal de televisión ruso NTV, las terroristas suicidas debieron subirse al metro en la estación de Yugo-Západnaya (sudoeste en ruso), la del final en el extremo sur. La última vez que las bombas mataron gente en el metro de la capital rusa fue el 31 de agosto de 2004, a la entrada de la estación de Rízhkaya. En aquella ocasión murieron nueve personas. Ese mismo año, el 6 de febrero, perecieron 49 pasajeros dentro del vagón. La explosión se produjo en plena marcha entre las estaciones de Avtozavódskaya y Pavelétskaya. También se produjeron atentados mortíferos los años 2001, 2000, 1998, 1996 y 1977.