Acuarelas rumbo a Shangai
Dos de sus cuadros se mostrarán en la I Bienal de Zhujiajiao, un mérito que sólo han conseguido en España otros dos artistasEl pintor portuense Javier Oña ha sido seleccionado para presentar su obra en la Expo 2010
CÁDIZ. Actualizado: GuardarPaso a paso se llega a la cima. Hasta la más alta y lejana. Hasta la mastodóntica Shangai. Con sus rascacielos y sus 20 millones de habitantes. Paso a paso, aunque con un ritmo trepidante, de esos que encumbran y dejan para siempre a uno en el Olimpo, ha conseguido Javier Oña hacerse un hueco en la pintura contemporánea. Este sevillano de nacimiento y portuense de adopción, («¡qué mejor que una tarde soleada junto al mar para crear!», dice), de cincuenta y tantos, muchos de ellos consagrados a su vocación artística, ha sido seleccionado para presentar algunas de sus obras en la I Bienal Internacional de Acuarela en Zhujiajiao, actividad paralela a la Exposición Universal que se celebra en la ciudad China en 2010.
Javier Oña ha sido 'pescado' por un exigente jurado de entre casi 3.000 candidatos. La ascensión se antojaba asfixiante, pero Oña, casi sin creérselo aún, resultó uno de los 300 acuarelistas seleccionados. Primer puerto superado. Pero con honores, porque no serán una, como lo harán la mayoría de los artistas, sino dos los cuadros del portuense los que se exhibirán en Shangai desde el 15 de abril hasta el próximo 31 octubre.
Millones de personas pasarán por allí, millones de impactos que recibirán 'Madison' y 'Principios inmediatos', el par de obras de Oña reconocidas por el jurado chino. Y otra escala alcanzada.
Cardesín y Ochotorena
El mérito de Oña, de su inspiración y de la tierra de la que parten los cuadros rumbo a Shangai, estriba, además, en el hecho de que sólo hayan sido tres los españoles los que tengan billete para el distrito conocido por sus canales como 'la Venecia china'. Dos de ellos son vascos, Juan Carlos Cardesín y Enrique Ochotorena. El tercero es el propio Oña. Los tres participaron de la convocatoria de igual forma, a través de Internet. En una primera criba, los acuarelistas interesados debían inscribirse y enviar imágenes de sus obras por correo electrónico. Tras pasar la primera selección, les pidieron que mandaran dos originales suyos por correo.
Y precisamente la Red es una de las fuentes de inspiración de Javier, médico de profesión, trabajo que aparcó para dedicarse en exclusiva a la pintura, su gran pasión. Ese amor creció y mostró especial predilección por el pincel de acuarela justo hace tres años. Fue entonces cuando conoció a otra artista local, la isleña Pilar Millán Derqui. A partir de ahí, la ascensión de Oña cogió impulso.
Recientemente ha expuesto en la galería de arte del Casino de Jerez y en la galería del Club Antares de Sevilla. En ambas ocasiones el éxito ha sido rotundo. Y ya no hay marcha atrás. Shangai está cada vez más cerca. «Estaré el día de la inauguración con las autoridades chinas y el resto de artistas, es la madre de las exposiciones. Es un orgullo, no me lo esperaba, estar entre los mejores del mundo», comenta emocionado Javier Oña.
Lo más granado de la pintura contemporánea, sí, y con dos obras. Con una estarán los otros dos españoles o el uruguayo Álvaro Castagnet -uno de los acuarelistas más aclamados en la actualidad-. La mayoría de los presentes son maestros de un Oña autodidacta y en formación permanente. Se confiesa seguidor de Miguel Ángel, Hopper, Matisse, Van Gogh, Modigliani, de Millan Derqui o del premio nacional de Acuarela de EE UU en 2007, Nicholas Simmons. También del nieto de Freud, Lucian, al que dedica su última obra.
La terminó «ayer mismo», días antes de su partida a Asia. Después de estos seis meses, el gaditano sólo se plantea «pintar, pintar y pintar». «Tengo una meta, que es lograr que alguna de mis obras perduren, que puedan ser expuestas en el Reina Sofía o el Moma, lo que no sé es cómo voy a hacerlo. No soy un pintor comercial, sólo quiero crear», destaca el artista.
Pues sus compañeros de profesión ya lo consideran uno de los grandes. Nicholas Simmons ha dicho de él: «Muy pocos pintores dominan los matices técnicos inherentes tanto a la transparente acuarela como al acrílico opaco». Y Javier Oña (javier-onart.blogspot.com) lo resume, encerrado en su estudio, en un rincón privilegiado de la Bahía: «pinto cosas que se ven, no es abstracción pura, aunque siempre le intento dar otro toque». En Shangai comprobarán lo que es un huevo frito en España. La pura realidad.